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Un Camino de Historia y Leyenda

Adrián Gondar | revista eSmás Santiago Nº 2

Una ruta iniciada en la Edad Media y continuada hasta la actualidad que no está exenta de leyendas
Un Camino de Historia y Leyenda


Europa se hizo peregrinando a Compostela. Esta cita del escritor científico Johann Wolfgang Von Goethe puede que no la haya que tomar textualmente al cien por cien, pero da una muestra de cómo las peregrinaciones a Santiago condicionaron para siempre la historia a través de la arquitectura, la escultura o la transición de ideologías.

No son pocos los que deciden emprender esta aventura: el pasado mes de agosto, concretamente, más de 51.000 peregrinos llegados a la ciudad establecieron un récord  desde 2010, último año santo. Resulta curioso que, en una sociedad donde la religión va perdiendo peso año tras año , tan solo el 8% de los caminantes no alegaron motivos religiosos como la razón que animó su marcha, frente a un casi 45% que sí o el 47% que señalaron motivos "religiosos y otros2 al llegar a su destino.

Un poco de Historia:
Como es obvio, fue el descubrimiento de los restos del Apóstol Santiago el impulsor de las peregrinaciones, sobre todo en un momento en el que la invasión islámica había acabado con la predominancia cristiana. Los reyes de los territorios cristianos utilizaron la presencia de los restos del Apóstol para darse prestigio e intentar consolidas sus reinos, convirtiendo a Santiago en el abanderado de sus contiendas militares.

No solo a los monarcas castellanos les había interesado este hallazgo, sino que diversos religiosos y nobles europeos se enteraron de la noticia e iniciaron su camino a la (primitiva) ciudad para contemplarlo con sus propios ojos. Se cree que Gotescalco, el obispo de Puy (Francia) fue, en el año 950 o 951, el primer peregrino de la historia. A él se le unieron otros como Raimundo II marqués de Gotia, quien fue asesinado antes de finalizarlo.

A ellos se les unieron miles de creyentes que, armados con apenas una capa (para defenderse del frío), un bordón (para ayudarlos a caminar)o una esportilla (para guardar los alimentos), comenzaron a recorrer los kilómetros que los separaban de la ciudad a través de las rutas que los reyes fueron creando, originariamente, para atraer a gente rica. Cuando el fenómeno se extendió masivamente se comenzaron las mejoras de las rutas: puentes, albergues, hospitales... Todo tipo de servicios que los ayudasen a mejorar la travesía llena de adversidades como los frecuentes robos, hambruna, enfermedades, cansancio o el clima desfavorable.

Pero dejando atrás los hechos contrastables, una ruta iniciada en la Edad Media y continuada hasta la actualidad no podía estar exenta de leyendas. Gracias a ellas se podría explicar el origen del escudo de Galicia o, también, de uno de los juegos de mesa más populares de todos los tiempos.

El juego de la Oca:
Una de ellas cuenta que el famoso  Juego de la Oca es, en realidad, una guía del Camino. La oca era un símbolo sagrado en las culturas preceltas y celtas, y ya existía una ruta llamada "Camino de las Ocas" de la que los primeros peregrinos oían hablar a los lugareños. Las órdenes cristianas encargadas de las construcciones tomaron varios símbolos (además de la pata de la oca, el cuervo, la estrella y la concha) y los cristianizaron, los constructores fueron dejando una serie de símbolos en sus obras y estos se veían reflejados en las casillas para que los templarios las reconociesen. Se cree que cada una de las 63 casillas del tablero del juego se puede identificar con una etapa del Camino, y que el principio y el final de cada una de las casillas o etapas se podían reconocer a través de esos símbolos que los constructores iban dejando a lo largo de su recorrido.

La concha de la Vieira:
Otra leyenda cuenta que el origen de la concha de la vieira como símbolo del Camino se encuentra en el viaje que transportó los restos del Apóstol a Galicia desde Israel. Al parecer,  una pareja de recién casados distinguió en el horizonte una barca (la que transportaba el cadáver) acercándose a la playa con peligro de naufragar. El novio se adentró a lomos de su caballo en el agua, con la intención de salvar el bote, pero el mar se lo acabó tragando. En ese momento invocó a los cielos para que los salvasen y el milagro se hizo de modo que una fuerza sobrenatural empujó al novio, a su animal y a la barca. Todos alcanzaron la orilla al mismo momento, considerando que el Apóstol había concedido el milagro.

¿Y por qué la concha de la vieira? Porque el jinete y su caballo aparecieron cubiertos de ellas, con lo que Santiago y la concha quedaron permanentemente unidos. Si esta no convence, encontramos otra según la cual su origen está en un peregrino al que el diablo tentó con ofrecerle agua de una fuente oculta si renegaba de Dios. Al negarse, a punto de fallecer, el Apóstol se le apareció y le dio de beber con la concha de una vieira.

El gallo y la gallina:
En un pueblo riojano llamado Santo Domingo de la Calzada, se cuenta que un joven alemán viajaba a Santiago acompañado por sus padres. Hospedados en un mesón, una joven muchacha se acaba enamorando de él y requiriéndole de amores, a lo que el alemán, de nombre Hugonell, se niega. Ella, despechada y buscando vengarse, lo acusa de robar una copa de plata que ella misma le colocó en su zurrón. Como la condena por hurto en el momento era la pena de muerte, el joven peregrino fue prendido y juzgado. Sus padres, que ya no podían hacer nada por él, decidieron retomar el camino a Santiago para rezar por su hijo. Antes de marchar se acercaron a la horca y escucharon su voz, anunciándoles que el santo que da nombre a la localidad de había conservado la vida. Al ir a la casa del corregidor para anunciárselo, este contestó que su hijo estaba tan vivo como la gallina y el gallo que se disponía a comer. En ese instante, ambas aves cobraron vida y se pusieron a cantar. Así nació el dicho "Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la comida después de asada". Aún hoy en día, en la catedral de la villa, se mantiene durante todo el año un gallo y una gallina en conmemoración del milagro.

El relicario de los reyes católicos:
En la iglesia de Santa María La Real, en Piedrafita do Cebreiro (Lugo, limítrofe con Castilla y León). se encuentra un relicario donado por los Reyes Católicos en el año 1486. Cuenta la leyenda que un labrador siempre acudía a misa, fuesen cuales fuesen las condiciones climatológicas, para asombro del cura del templo. Un domingo fue tal el temporal de nieve que el religioso se encontraba dando la misa ante una capilla vacía, hasta que el labrador, que era vecino de una parroquia vecina, apareció en el templo tras desafiar la tempestad. El cura menospreció la valentía del devoto y, en ese momento, la hostia se convirtió en carne y el vino fue espesando hasta transformarse en sangre.

Al emprender el Camino de los Reyes Católicos, momento en el que donaron el relicario, la reina Isabel quiso llevar consigo las reliquias del templo. Ya en marcha hacia Castilla, en el lugar de Perece, los caballos pararon en seco y el miedo les hizo imposible continuar. La comitiva real los dejó libres y estos se dirigieron de vuelta a la iglesia de Cebreiro. Así fue como la reina decidió que las reliquias debían continuar en el lugar que los había alojado hasta entonces y, según se cuenta, surgió el cáliz que adorna el actual escudo de Galicia.

El misterio de Obanos:
Cada dos años, el pueblo navarro de Obanos representa en la Plaza de Fueros una leyenda en la que intervienen más de 500 actores (más de la mitad de su población, que en 2013 fue de 924 habitantes según datos del Instituto Nacional de Estadística). La historia a la que dan vida es la de la princesa Felicia de Aquitania (Francia), que fue convencida por su padre para realizar el Camino de Santiago con motivo de retrasar su boda. Felicia, a su paso por el pueblo -donde se había establecido un hospital para peregrinos-, decidió quedarse en el lugar para dar asistencia a los caminantes. Su hermano San Guillén, al descubrirla, trató de que abandonase el lugar y devolverla a su hogar. Como no pudo convencerla, en un auténtico ataque de ira le quitó la vida. Arrepentido por su pecado, Guillén decidió emprender el Camino que su hermana no completó y, a su vuelta, se reclutó en una ermita de Arnotegui donde consoló tanto a peregrinos como a pobres, venerando así la voluntad de su hermana. La dramatización de esta leyenda fue declarada en 2001 Fiesta de Interés Turístico Nacional por el Estado.

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