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Brindar con espumoso albariño

Katia Álvarez, directora de enología de Bodegas Martín Códax | Revista eSmás Vilagarcía Nº 23

El clima, el suelo, las variedades autóctonas, la adaptación y la experiencia dan valor a nuestros espumosos
Brindar con espumoso albariño

La popularidad y la demanda de los vinos espumosos han crecido notablemente en los últimos años. LDirectora de enología de las bodegas Martín Códaxa evolución de la hostelería y la gastronomía y la existencia de un consumidor más informado y dispuesto a probar diferentes estilos de vinos, han abierto nuevos nichos de consumo para ellos.

En Galicia, la relación con los espumosos, si bien puede parecer reciente, viene de lejos pues ya a finales del s. XIX hay constancia de vinos con este tipo de elaboración en nuestra región. Aunque, es evidente que ha sido en los últimos diez años cuando los espumosos gallegos han tenido su momento de auge. De hecho, en estos momentos, contamos con más de 35 referencias, elaboradas en la mayoría de denominaciones de origen gallegas. 

El desarrollo de este tipo de vinos en Galicia no es casualidad y son muchos factores los que hacen que nuestros espumosos estén compitiendo con grandes referentes mundiales. Nuestro clima atlántico, que permite la elaboración de vinos frescos, junto con el carácter que imprime nuestro suelo granítico, son dos elementos perfectos para la elaboración de vinos base con la acidez y estructura necesaria para elaborar espumoso con mucha personalidad.

Por otro lado, el desarrollo del conocimiento en la elaboración de espumosos en nuestra región ha sido muy evidente en los últimos años. El manejo de la uva, la determinación del punto de vendimia, son factores que afectan de forma unívoca a la calidad de los vinos.

Por último, otro factor diferencial que ha favorecido el desarrollo de estas elaboraciones en nuestra región es la gran diversidad de variedades de la que disponemos, que permiten elaborar espumosos de perfiles muy variables. Espumosos frescos, balsámicos y elegantes son elaborados fundamentalmente con la variedad albariño, mientras que perfiles más maduros, estructurados y golosos se pueden elaborar con godello, sin olvidarse de la complejidad y mineralidad que puede aportar la treixadura. 

En definitiva, el clima, suelo, variedades autóctonas, la adaptación y el conocimiento de las distintas etapas del proceso de elaboración nos sitúan, sin complejos, a la altura de otras zonas productoras de renombre. 


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