Con la llegada del otoño los días son más cortos y las temperaturas son más bajas, lo que nos produce cambios en el humor, la piel, la sensibilidad… Y nuestras mascotas no van a ser menos. Durante este periodo es típica la caída del pelo de los gatos, quienes de forma rápida y con abundancia nos llenarán la casa con su pelaje. Para contrarrestarlo, existen diversos trucos, como cepillarlos dos veces por semana de forma regular. 

Sin embargo, al igual que nosotros, son sensibles a la luz, por lo que puede que durante la progresiva disminución de claridad lumínica se sientan más apáticos y apagados. Para poder sobrellevarlo, seremos nosotros los que le facilitaremos la adaptación a los nuevos horarios adelantando sus comidas y asegurándonos de que haga ejercicio, bien sea sacándolos a pasear o jugando con ellos en casa.
La bajada de temperaturas del otoño trae consigo la humedad, por lo que debemos asegurarnos de que nuestras mascotas no pasen frío y evitar resfriados. Para ello debemos acondicionar su residencia habitual y si está acostumbrado a dormir fuera, intentar habilitar un espacio dentro de casa donde se pueda refugiar de las bajas temperaturas. En esta época del año también se acentúan patologías como la artrosis, por lo que si nuestro pequeño amigo sufre de ellas, debemos prestarle especial atención.