Es una de las zonas con mayor actividad y movimiento de la capital arousana aunque, y eso es una evidencia, vive prácticamente de espaldas al bullicio diario del centro urbano.
El Puerto Deportivo y todo el entorno del Muelle de Pasajeros son el espacio preferido por los vilagarcianos, y también por los turistas, para disfrutar de momentos de esparcimiento en el que el mar es el auténtico protagonista. El Puerto Deportivo está estructurado en dos partes diferenciadas que tienen como columna vertebral el espigón que empieza en el Parque de O Centenario y que culmina en la célebre escultura de las anclas.
La parte derecha está dedicada a las embarcaciones de recreo, mientras que la izquierda está mucho más vinculada con el Puerto de Mercancías, dado que en ella atracan habitualmente las motoras encargadas de dirigir el tráfico marítimo que entra y sale de la rada arousana. A estos dos espacios se le suman dos establecimientos hosteleros (la conocida como caseta de madera y uno más al final del espigón), así como un Club de Mar gestionado por el Liceo Casino y con espacios para el material deportivo y un edificio de oficinas para los prácticos del Puerto.
Lo cierto es que con cerca de 450 plazas de atraque la lámina de agua que gestiona Marina Vilagarcía (la que está pegada justo al muelle de O Ramal) ha hecho que el propiamente conocido como Puerto Deportivo sea uno de los más populares de las Rías Baixas. Hasta cinco tipos de atraque distintos (con precios también diferentes según la eslora, la temporada y las características de la embarcación) y servicios como wifi, electricidad, aparcamiento propio y vigilancia permanente hacen de esta rada una referencia de atraque no solo en España, sino también entre los extranjeros, cuyo porcentaje de actividad en Marina Vilagarcía ha crecido de forma exponencial en los últimos años.
Franceses y británicos son los que más gustan de la rada arousana para dejar sus embarcaciones y son muchos los que inician sus vacaciones por mar en Vilagarcía para dirigirse luego a otras latitudes próximas y muy turísticas como Sanxenxo y O Grove. Y es que, aparte de las plazas fijas, el Puerto Deportivo cuenta también con 45 plazas de las denominadas “en tránsito” que gozan de una especial actividad sobre todo durante la temporada alta, que abarca de abril a septiembre.
Es precisamente en este espacio temporal cuando se organizan las visitas guiadas y turísticas a las que pueden acceder todos aquellos que se apunten previamente en las diferentes empresas que gestionan esta actividad en Vilagarcía. Cortegada, Sálvora o el islote de Areoso son destinos cuya visita se potencia desde estas instalaciones. Dentro de todo este conglomerado, dedicado fundamentalmente al ocio, se encuentra la zona de restauración en la conocida como “casa de madera” y una tienda náutica en su parte inferior. En uno de los extremos de la lámina de agua existe también la estación de servicio usada casi en exclusiva por los usuarios del Puerto Deportivo, que lleva cinco años sin funcionar y pendiente ahora de que su concesión sea rescatada.
La realidad es que la actividad fundamentalmente náutica que se vive en el lado derecho del espigón contrasta con la básicamente comercial que se percibe en el lado izquierdo, una lámina que podría haber sido de mayor actividad deportiva si la crisis económica no hubiese frustrado el proyecto de ampliación que en su día hubo sobre la mesa. Es en este espacio donde se encuentran los remolcadores (son tres en total y a bordo viajan normalmente tres personas) y las embarcaciones del práctico del Puerto (también tres), imprescindibles para las labores que se desarrollan en una rada comercial de interés estatal.
Son los profesionales que
las ocupan los encargados de dirigir y gestionar el tránsito tanto comercial como de pasajeros en la totalidad del Puerto de Vilagarcía, coordinado desde el Punto de Control ya ubicado en el Muelle Comercial. Cada vez que hay previsión de entrada de algún buque (bien sea para el muelle de Comboa o Ferrazo como para el de O Ramal) remolcador y embarcación del práctico se ponen en movimiento para que la entrada en la rada se desarrolle de la forma más segura. Además, y justo en un espacio pegado al citado muelle de O Ramal, los operarios de los remolcadores cuentan con una zona en la que realizan también labores de mantenimiento de sus buques. Su zona de atraque es, siempre, la que está pegada al espigón en su parte más interna y resguardada.
Es en la misma zona que las embarcaciones “de operación” donde se encuentran atracadas las dos planeadoras con las que el Servicio de Vigilancia Aduanera cuenta en la Ría de Arousa y que tienen base en este enclave. Su tripulación es la encargada de vigilar la costa con el objetivo principal de luchar contra el tráfico de estupefacientes. La base en la capital arousana es permanente y los funcionarios del SVA realizan su actividad en constante contacto con las fuerzas de seguridad del Estado que operan en tierra como la Guardia Civil o la Policía Nacional. Su foco de actuación contempla los dos márgenes de la Ría de Arousa, tanto el Norte (zona de la sierra Barbanzana) como el Sur.
La parte más “social” a este espacio la aporta el conocido como Club de Mar del Liceo Casino, una zona de encuentro para los socios ubicada justo al final del espigón y con espacio diferenciado para las embarcaciones de competición náutica con las que cuenta esta entidad mítica en la capital arousana. Y es que la edificación que la entidad posee en plena calle Castelao se complementa en actividad con la desarrollada en este edificio portuario que tiene un enfoque pensado también para los socios con una cafetería, zona de baile y fiesta y almacén. Al final del espigón, justo pegado a la escultura de las anclas (una de las estampas míticas de las fotos más recientes de Vilagarcía), otro establecimiento hostelero se transforma en ocasiones en espacio íntimo de conciertos o monólogos.
Con el paso de los años, y en una ciudad a la que siempre se la ha acusado de vivir de “espaldas al mar”, este entorno ha pasado a ser ya parte del paseo marítimo que cruza la playa de A Concha-Compostela y un lugar de actividad que combina el ocio, la gastronomía y el turismo de primer nivel y al que todavía le falta un largo camino para la fusión perfecta con la actividad del centro de la localidad. Pese a que la crisis ha frustrado su ambicioso proyecto de ampliación para dar cabida así a más embarcaciones de recreo y, por lo tanto, también más actividad, es un proyecto que duerme todavía en algún cajón y que podría recuperarse con los años. El Liceo-Casino también coqueteó con el espacio portuario para la construcción de una nueva sede, una iniciativa que al igual que la anterior también se vio frustrada por la recesión. Todos los trabajos o actividades que se desarrollan en esta zona dependen exclusivamente no del Concello, sino del Puerto, dado que es un espacio de titularidad estatal. Lo que sí es cierto es que, sobre todo durante los meses de verano, el Muelle de Pasajeros es el enclave idóneo para disfrutar de eventos deportivos vinculados con la vela o la natación desarrollados por clubs locales y que atraen a personas de toda Galicia a la rada arousana. Es, sin lugar a duda y con mucha diferencia, la zona más “internacional” del litoral vilagarciano.