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Entrevista a Dani Abalo, futbolista de Primera División

Fátima Frieiro Santaya | Revista eSmás Vilagarcía Nº 8

Jugar la Champions fue como si nos tocase el Gordo y por encima marcar gol hizo que fuese perfecto
Entrevista a Dani Abalo, futbolista de Primera División


Tiene 27 años y puede presumir de ser el primer, y por el momento el único, ourensano que ha marcado un gol en la Champions League. Desde que tiene uso de razón Dani Abalo se ve pegado a un balón y desde pequeño soñó con ser futbolista profesional. Sus pinitos empezaron en la comarca, pero pronto despuntó y el Celta de Vigo fue el escaparate perfecto para darse a conocer. Desde hace unos meses juega en el Ludogorets, uno de los equipos punteros de la primera división búlgara, con la que tuvo la oportunidad de mediarse a grandes como el Liverpool y el Real Madrid. Con el contrato hasta final de temporada en Razgrad su sueño es ahora volver a España.

Ahora juegas en la primera división de la liga búlgara y muchos te conocen por la etapa en el Celta, pero ¿Cómo fueron tus inicios en el mundo del fútbol?
Empecé de pequeño en la escuela de fútbol de Vilagarcía y ya con cinco o seis años tuve la suerte de que me dejaron entrenar hasta que pude jugar en el equipo alevín de Vilagarcía. Me fue bastante bien y seguí en Vilagarcía hasta cadetes y fue ahí cuando pasé un año por el Pontevedra y después me fui para el Cambados para poder jugar en una categoría superior. Finalmente acabé jugando en los mayores del Cambados y luego ya llegué al Celta...

Un salto importante del Cambados al Celta. ¿Cómo se dio esa circunstancia?
En el Celta B había un entrenador que era Rafa Sáez que desde que llegó al Celta Juvenil y me vio en pretemporada le gusté mucho. Es él que me dice que tengo que hacer buenos partidos para dar el salto y no tardé casi nada. En dos o tres partidos pasé del Celta Juvenil al Celta B.

Y digamos que el Celta fue como tu casa futbolística, aunque tú siempre habías sido del Madrid...
(Risas) Sí, yo de pequeño era del Madrid. Cuando eres pequeño uno siempre se decanta por el Madrid o el el Barça, por desgracia, y yo era del Madrid. Poco a poco por unos amigos del Celta que tenía me fui enganchando al Celta y empecé a ir a Balaídos a verlo... Cuando ya fiché por el Celta pues todo se hace más fuerte y acabé siendo un aficionado más.

¿Cómo recuerdas esa experiencia en el Celta de Vigo?
Tuve la suerte de tener un pedazo vestuario del cual casi todos llegaron al fútbol profesional y son conocidos como Iago Aspas, Joel, Álex López, Sergio, Mateo... tuve muchísimos compañeros de mi vestuario que llegaron al primer nivel. Era un gran equipo donde primaba la amistad ante todo y el compañerismo. Por eso llegamos a hacer grandes cosas con el Celta B primero y luego con el Celta... la mayoría ascendimos al primer equipo y creo que lo hicimos bastante bien .

Y con tan buen ambiente, lo difícil fue marcharse...
La marcha siempre es lo más difícil, está claro... yo siempre quise triunfar en el Celta y, excepto en los dos primeros años donde jugaba todo y era un habitual, con la llegada de un nuevo entrenador se estancó mi progresión y la mejor decisión era salir porque me estaba estancando. Había una persona con la que no coincidía bien y no daba crecido y al final tomé una decisión que creo que fue correcta.

Fue entonces cuando te fuiste a Portugal y ya desde allí al Ludogorets, donde estás ahora... Supongo que probablemente nunca habías oído hablar de ese equipo...
No, nunca había escuchado hablar de él; ni yo ni creo que nadie porque lleva pocos años en primera y la verdad que no me arrepiento de nada porque todo lo que me ofrecieron y me prometieron lo cumplieron. Me ofrecieron jugar en Europa, tanto en Europa League como en Champions League, y me prometieron títulos. Hemos ganado los tres títulos que hemos disputado y este año a ver si somos capaces de conseguir otro más y por ahora estoy muy contento y satisfecho por todo lo conseguido allí.

Bulgaria es probablemente uno de esos países desconocidos en España. ¿Cómo es vivir allí?
Pues la vida allí es muy difícil. Yo me fui allá con mi novia y menos mal y por suerte la tengo allí. Nos fuimos a un pueblo pequeño, Razgrad, donde no hay nada. Como mucho cuatro o cinco restaurantes. Es mucho menos que Vilagarcía, muchísimo menos. Es como una aldea de las de por ahí de Galicia donde no hay casi nada... pocos sitios de tiendas de ropa, dos o tres supermercados y poco más.

Y tu vida discurre en ese pequeño pueblo. ¿Los entrenamientos también?
Sí, entrenamos en Razgrad. Realmente el campo de entrenamiento es el mejor que hay. Son todas las instalaciones nuevas hechas por el dueño y son de nueva generación. La verdad es que es un espectáculo las instalaciones que hay allí. Son muy buenas. El estadio también es muy bueno. La pena es que no hicieran bien las cosas y que el estadio no sirva para las competiciones europeas... Ahora están intentando arreglarlo otra vez y están construyendo un nuevo estadio.

Es decir, que cada vez que jugabais un partido de Champions, por ejemplo, teníais que usar otro campo...
Sí, los partidos de liga son en casa, pero para la liga europea tenemos que ir fuera a Sofía, la capital.

Que está... ¿a cuantos kilómetros?
A 400 kilómetros o así teniendo en cuenta que las carreteras búlgaras no son como las de aquí y tardas cinco o seis horas en llegar en autobús.

Entonces, si alguien quiere visitarte no puede ir a Razgrad directamente...
No, tiene que ir a Bucarest y luego dos horas y media de coche.

¿Y la vida allí? El idioma, la comida....
Los seis primeros meses fueron para mi los más difíciles porque se hicieron muy largos sin poder volver a casa, sin poder hacer nada.
La comida no es muy buena, no es como aquí evidentemente. El idioma no entendía nada y con los compañeros me costó adaptarme porque era un poco más tímido. Después de los seis primeros meses me adapté bien a la comida, con los restaurantes nuevos nos fuimos adaptando más porque les decíamos lo que nos gustaba y nos lo hacían. Poco a poco fue mucho mejor porque en el vestuario hay brasileños, portugueses, un colombiano, con los que te entiendes y se lleva todo mucho mejor. Yo también aprendí algo de inglés y me facilita relacionarme con los demás.

Porque allí todos los entrenamientos son en inglés...
No, no, en búlgaro. Con los entrenadores es muy difícil. Tenemos un traductor español que es el que nos traduce lo que nos quiere decir.

Conoces la realidad de los aficionados en España... ¿Es lo mismo en Bulgaria o los hinchas son distintos?
No, no se parece lo que hay aquí con lo que hay más allá, pero sí hay unos ultras que son "violentos" porque son ultras y, por lo tanto, violentos. Son los del Levsky y CSK y no hay más. Son de la capital, de Sofía. En el caso del Ludogorets nosotros tenemos afición. Tenemos 6.000 personas que van siempre al campo pero que para nada son violentos ni ultras. Siempre nos están animando pase lo que pase. Ganes o pierdas siempre tienen una buena cara y cuando te ven por el pueblo te saludan y tal. La verdad es que en ese aspecto nosotros no tenemos ninguna queja.

¿Nunca tuvisteis ningún altercado?
Tuvimos un pequeño rifi rafe en Beroe en copa. Los ultras quisieron venir a incomodarnos un poco porque nos jugábamos el pase a la final. Eran pocos, por suerte, a pegarnos y nosotros nos supimos defender. Como éramos más jugadores que ultras pues... nos libramos bien de ese tema.

Entonces hay más permisividad allí que en España en este tema...
Pues imagínate. Había cinco policías para controlar a quince ultras y, buf, pasaron seis o siete... pero nosotros éramos unos treinta y nos pudimos defender bastante bien.

Las comunicaciones no son fáciles, pero ¿Te han ido a visitar alguna vez a Razgrad?
Sí, mi hermano fue varias veces y a los demás, a mi familias y a mis amigos , les digo que no vayan porque en el pueblo no hay nada que ver, es muy pequeño, no se está bien, no se está a gusto... Cuando me quieren ver van a ver partidos de Europa.

Y cuando vuelves a casa, aunque sea por poco tiempo, encantado...
Aquí siempre tuve un gran apoyo por la gente de aquí, por mis amigos y mi familia por eso yo tengo tanto cariño a esta ciudad porque para mí siempre me lo dieron todo desde que jugué en el Celta juvenil e incluso en Cambados y la verdad es que estoy muy contento cuando vuelvo a Vilagarcía.

En un momento de crisis como el actual en el que son muchos los jóvenes que emigran. ¿Crees que Bulgaria es un país de oportunidades para los españoles? ¿Te encontraste a muchos allí?
Había unos pocos que hablaban español que venían de haber trabajado en España y que como el tema ahora en España tampoco está muy bien pues decidieron volverse a Bulgaria. En el tema de fútbol creo que está creciendo. Hay tres o cuatro equipos que pegan bien  y ya están llegando españoles a estos equipos y les está yendo bastante bien.

¿Recomiendas esos equipos a jugadores españoles que quieren hacerse un hueco en Europa?
Recomendaría tres o cuatro equipos, los demás no porque sé lo que hay. Puede haber problemas de pago, pero tanto CSK, Lidtev y Ludogorets son equipos serios y parece que van casa vez más para arriba.

Tú problemas de pago nunca has tenido...
No, no. En Ludogorets ni de broma.

Hablabas de que el vestuario del Ludogorets es multicultural con jugadores de diferentes nacionalidades. ¿Eres el único español?
Yo y dos preparadores físicos que trajeron hace seis meses.
Ellos en tema de entrenamientos también me ayudaron bastante porque allí solo era correr sin pelota y se llevaba bastante mal. Ahora que están ellos cambió la metodología un poco y están empezando a entenderla. Antes no había quien les entrara, en cambio ahora están entendiendo un poco y por eso están creciendo.

Entonces a nivel técnico se trabaja de forma distinta en Bulgaria...
Sí allí los entrenamientos son más físicos. Es todo sin control. Correr, luchar, pelear y ahora poco a poco yo creo que están metiendo más de técnica en tres o cuatro equipos que quieren jugar bien al fútbol.

Supongo que ha sido una de las temporadas más intensas y emocionantes de tu vida a nivel deportivo y futbolístico. Has podido jugar la Champions. ¿Cómo fue ese momento en el que os clasificasteis y visteis que estabais ahí con los grandes?
Para nosotros fue el premio más gordo. No nos creíamos entrar en la Champions. Somos un equipo pequeño, de Bulgaria, donde hacía muchísimos años que no se clasificaba un club para la Champions; con este nuevo formato nunca y no nos esperábamos eso sobre todo con el rival que nos había tocado que, a priori era muy superior. Pero lo conseguimos. Luego tuvimos la suerte de que nos tocó el grupo que nos tocó con el Liverpool, el Real Madrid y el Basilea y también que fuimos capaces de dar la cara. Ni nosotros nos esperábamos lo bien que lo hicimos. Todo el equipo se quedó muy contento y agradecido.

Supongo que ahí tendrías el corazón dividido porque una cosa es jugar con equipos pequeños y asequibles, pero al mismo tiempo está la posibilidad de poder jugar con los grandes...
Nosotros éramos la última bola del bombo y en el momento en que sale la última bola y vemos el grupo que nos toca nos quedaos un poco en shock porque dijimos "no tenemos nada que hacer". Teníamos la ilusión de pelearlo y en el momento lo piensas, pero una vez que pasan los minutos te alegras muchísimo porque dices "vamos a pelear igual, vamos a ver qué pasa y sobre todo vamos a jugar en campos como en Bernabeu, como Anfield o como Basilea".

Una oportunidad única...
Claro. Es una oportunidad única para que te vea todo el mundo, para que puedas mostrarte, para que puedas decir "aquí estoy yo" porque no solo yo estoy de fuera allí, sino muchos más. Búlgaros internacionales a los que también les ha venido bien . La verdad es que para nosotros fue muchísima suerte el bombo que nos tocó.

Y encima marcando gol...
Esa es otra suerte que tuve, sobre todo el día de mi debuten Champions poder conseguir el gol del equipo fue lo mejor, lo más bonito, nunca lo olvidaré. Debutar en un estadio como el Anfield con el himno de la Champions y el himno del Liverpool, que para mí es uno de los más bonitos del mundo, y que después tengas por encima la suerte de hacer un gol... para mi ese día fue perfecto.

Tendrás esa camiseta guardad ahí como oro en paño...
Guardé esa camiseta y la del gol de vuelta. Ese día como entré de suplente no la pude cambiar con ninguno. Además prefería mi camisera que la de cualquier otro jugador porque para mí era la más importante.

A nivel comparativo, ya sé que es muy difícil desde el punto de vista técnico, pero el Ludogorets... ¿A que equipo español se parece?
Siempre me refiero al Villareal por que es de una ciudad pequeña, aunque Villareal es mucho más grande que Razgrad, pero también es un equipo de segunda B, que sube a segunda, llega a primera y se mete en semifinales de las Champions. Salvando la distancia, ya digo, porque el Villareal es un club más grande que el Ludogorest ahora mismo. Lo que está claro es que la comparación es por lo de un club pequeño que hace bien las cosas en una ciudad pequeña y que va creciendo y al final se mete con los más grandes.

A nivel escaparate marcas gol en Champions... te han ofrecido ofertas tras tu paso por esta máxima competición?
Sí, bueno, las ofertas aún las sigo esperando...

Alguna llamada de algún club español, europeo
Está todo moviéndose todavía. Sé que puede haber ofertas por ahí, pero aun no hay nada concreto, sigo esperando, tengo paciencia... Tengo la oferta de renovación del club, pero por ahora quiero seguir esperando para ver si me sale alguna oferta en España, Inglaterra o Alemania y nada, sé que hay cosas ahí pero por ahora tengo que seguir teniendo paciencia y calma y esperar la mejor oferta.

Si pudieses elegir, ¿En que equipo te gustaría jugar?
Evidentemente me encantaría volver al Celta y jugar en Primera pero sé que es difícil. Me vale cualquier equipo de primera división inglesa.

Hablabas de cuando jugaste contra el Liverpool, pero supongo que el Bernabéu tuvo algo especial...
Para mí fue muy bonito y especial porque estaba mi familia, estaban mis amigos y era un momento que ellos se merecían disfrutar porque siempre me apoyaron y también por poder jugar contra esas grandes estrellas que no siempre se tiene la oportunidad de medirse de tú a tú con ellos. La pena fue el partido, que nos metieron en cuatro a cero muy doloroso. Desde el minuto quince nos quedamos con un jugador menos y entonces si de la otra manera es difícil con uno menos se complica más.

Grandes estrellas y, por lo tanto, una lucha por la camiseta de lo que son tus ídolos...
Conseguí la de Iker Casillas para mi novia. Quedé con Arbeola para cogerla al final del partido, que me dejaran entrar al vestuario y recogerlas, pero yo me fui a despedir de los aficionados de Bulgaria que vinieron, de mis amigos y de mi familia y tardé más de diez minutos en el campo y al final al entrar ya no estaba nadie... Se me hizo muy difícil conseguir las camisetas excepto la de Arbeola que fue el que me la había prometido.

Hablando de camisetas... ¿Tienes algunas supersticiones a la hora de salir al campo o antes de jugar un partido?
Siempre intento salir el siete al campo porque es mi número. Lo de ser el séptimo jugador es la única cosa rara que tengo.

Te sumas ahora en Vilagarcía a una generación de deportistas de élite. Medallistas olímpicos, grandes campeones etc... ¿Crees que es una ciudad en la que se apuesta por el deporte?
Yo creo que sí. Siempre salieron grandes deportistas en deportes como judo y en vela, en remo, en muchas cosas... Vilagarcía es una ciudad pequeña pero que siempre apuesta por el joven deportista y que lo intenta ayudar lo máximo posible. Sabemos que uno de los deportes que más salida tiene es el fútbol y el resto no tiene tantas como es la vela. Hay grandes deportistas de Vilagarcía que no tienen la facilidad que se le da a otros pero que sabemos que luchan, y que están ahí y de los que hay que estar muy orgullosos.

De momento eres muy joven pero supongo que Dani Abalo habrá pensado en qué hará después de que se acabe su carrera como futbolista...
Siempre se piensa. Está claro que es una carrera que se acaba y que se acaba pronto. Yo desde pequeño siempre he jugado al fútbol y siempre me gustaba y ojalá pueda seguir vinculado al fútbol, sea de entrenador de niños, de gente más mayor o sea de director deportivo de algún equipo, pero yo es lo que me gusta y voy a seguir intentando mantenerme en el mundo del fútbol porque fue lo único que supe hacer desde que nací y lo que sigo haciendo hasta ahora y, por lo tanto, me gustaría seguir después.

Crees que es posible vivir del fútbol... esperanza a las nuevas generaciones...
Que luchen, que trabajen, que no se rindan nunca, que aunque parece que está complicado, trabajando se puede estar ahí. Yo cuando me fui del Pontevedra y acabé en el Cambados di un pequeñito paso hacia atrás para poder seguir dando otro más adelante y después, por suerte, llegué al Celta y allí tuve otro paso atrás que fue cuando dejé de jugar. Seguí trabajando y luchando y fue cuando al final ahora parece ser que se me vuelve a levantar.
Lo que hay que hacer es trabajar y luchar día a día sin perder la esperanza y sobre todo intentar llevar todo a la vez bien, los estudios con el fútbol.

En tu caso ¿fue un apoyo tu familia?
Mi padre era un cabezón en ese sentido. Desde pequeño me metió a jugar a fútbol ya con cinco y seis años y después si mi madre me quería castigar para no ir a entrenar mi padre era de los que decían que no, que el fútbol no se tocaba y eso se entendió desde el principio. Me castigaban como a todos los niños, pero siempre apostaron por mí y siempre me apoyaron.


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