Bienvenidos a una nueva entrevista de la revista eSmás O Salnés, en esta ocasión correspondiente al número 30 de otoño de 2024. Estamos con Lucas Míguez, escultor con gran trayectoria artística y vecino de Meis. Bienvenido, Lucas.

Muchas gracias por esta entrevista y para comenzar, explícanos cómo comenzó tu interés por el mundo del arte.

Bueno, creo que siempre lo tuve. Es algo que me llamaba mucho hacer. Simplemente que mi familia quería que siguiera la tradición de ser médico, pero no quise. Después de haber pasado un año y medio en Alemania, dejé la casa y estuve trabajando allí. Conocí a una chica que era pintora y, bueno, me encantó eso, el arte. Como anécdota, ella me dijo que tenía cara de no ser alemán y que quería hacerme un retrato. Le respondí que solo si yo le hacía uno a ella. Se lo tomó como una broma, pero así comenzó nuestra amistad.

Después volví aquí y solicité entrar en la Facultad de Bellas Artes en Valencia. Aunque todos decían que era imposible, que tenía que estar más preparado, entré a la primera. Hice los primeros años en Valencia, luego uno en Sevilla (que no me gustó mucho el ambiente), y los tres últimos en Madrid, donde acabé la carrera.

¿Cómo recuerdas esos años como estudiante de Bellas Artes?

Críticos, porque seguía enfadado con mi padre. Cuando me fui a Alemania, le pedí 5,000 pesetas para llegar allí, y se las devolví al regresar, diciéndole que no necesitaba su dinero. Hice toda la carrera trabajando en mil cosas, sirviendo comidas o haciendo cualquier trabajo en las fallas de Valencia, lo que me ayudó mucho a sobrevivir. Al final, acabé la carrera, y luego hice el profesorado en Madrid. Es interesante, cuando uno cree que lo sabe todo, te das cuenta de que no sabes nada, pero sigues adelante con ilusión.
La mayor parte de tu carrera profesional se ha desarrollado en Estados Unidos y otros países. ¿Cómo fue esa etapa y qué influencia tuvo en tu evolución como escultor?

Mucha, mucha. Lo que te enseñan en la escuela es lo básico, pero ningún lugar te capacita completamente. La experiencia de trabajar y cometer errores es lo que más te enseña. Sufrir fracasos te hace mejor cada día. Incluso equivocarse es interesante, porque es lo que te forma.

¿Cómo definirías tu estilo escultórico?

Podría decirse que la gente divide entre realismo y figuración. A mí me gusta todo, ya sea en pintura, dibujo o escultura. He tenido la suerte de tocar todas las formas de la escultura y materiales, y eso me ha hecho ser más versátil. No soy paciente, pero con el tiempo he aprendido tenacidad, que es lo que te lleva a un final positivo. Antes dejaba proyectos a medias, pero hoy en día soy más perseverante. Medito las cosas antes de hacerlas, lo que me permite trabajar de manera más eficiente.

Fuiste director de la multinacional Creative Ceramics Corporation durante 27 años. Cuéntanos sobre tus comienzos en ese trabajo y cómo se desarrolló.

Fue una de esas casualidades de la vida. Mi esposa es china, y mis hijos nacieron en China. Viví muchos años en Taiwán, que es la China nacionalista. Aunque no leo ni escribo el chino, lo hablo como gallego o inglés. Fui a Taiwán cuando mi esposa estaba embarazada de nuestra primera hija. En ese entonces, trabajaba en Vigo en una empresa de decoración e interiorismo. Hice algunas esculturas por pasar el tiempo, y un amigo me pidió que trabajara con una compañía en Taiwán. Al principio trabajé en Taiwán, luego me fui a Japón, y a raíz de eso me involucré en la porcelana, la loza, y el diseño.

Llevas viviendo en Meis desde el año 2001. Durante estos años has seguido viajando a Estados Unidos y otros países para realizar encargos. ¿Cómo has gestionado esta relación entre tu vida aquí en Galicia y otros compromisos fuera?

El dueño de la compañía, Shiro Misuno, fue como un padre para mí. Era un hombre difícil, pero conmigo siempre fue generoso. Después de que falleció, sus herederos comenzaron a gestionar mal la empresa, y el ambiente se volvió insostenible. Después de aguantar unos años, decidí marcharme. Compré el Pazo de Meis y me vine a vivir aquí.

Has trabajado en importantes proyectos en Galicia y muchos otros lugares, esculpiendo personajes muy representativos como Valle-Inclán en Vilanova, Francisco en Cambados o la escultura de Floreano en O Grove. ¿Qué significa para ti rendir homenaje a estas figuras tan icónicas de Galicia?

Floreano no existe más allá de la ficción, pero por ejemplo, a Fraga lo conocí personalmente. Hice retratos de mucha gente que conocí. Siempre trato de hacer lo mejor que puedo, y creo que la única forma de trabajar es dar el 100%. Si no tuviera trabajo, estaría muerto de aburrimiento. Lo importante es amar lo que haces, y cuando eso sucede, algo bueno siempre sale.

Fuiste responsable de las esculturas de personajes de Valle-Inclán en Vilanova. Cuéntanos sobre eso.

Le agradezco mucho a Gonzalo Durán por confiar en mí. Me llamó mi mujer cuando estaba en Austin, Texas, para decirme que me habían dado el proyecto. Eran siete u ocho piezas, y lo disfruté muchísimo porque fue mi primer trabajo importante en Galicia. Había hecho trabajos similares en México y Estados Unidos, pero este fue especial.

Ya para terminar, después de tantos años de carrera y una obra tan extensa, ¿qué proyectos futuros tienes en mente?

Hoy en día soy diferente que hace 15 o 40 años. Ahora me concentro en lo que estoy haciendo, aunque pienso en muchos más proyectos. Ahora estoy trabajando en una pieza y solo pienso en ella, te puedo decir que incluso a mis 80 años, sigo cometiendo errores. He aprendido a ser honesto conmigo mismo y a disfrutar lo que hago. Amar lo que haces es la clave, y cuando uno lo hace con pasión, siempre sale algo bueno. Como me decía una señora, los genios no nacen, se hacen. Lo único que quiero es ser un poco mejor cada día.

Muchísimas gracias, Lucas. Encantado de tu visita y te deseamos que finalices lo mejor posible esa última pieza que tienes. Estamos deseando verla.

Gracias a ti. 

Y muchas gracias a todos por ver otra entrevista de la revista eSmás O Salnés. ¡Os esperamos en la próxima!

Entrevista en vídeo de nuestro Canal de Youtube: