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Entrevista a Mari Paz Vilas, futbolista profesional

Fátima Frieiro Santaya | Revista eSmás Vilagarcía Nº 14

A las niñas que quieren jugar les diría que luchen si es su sueño
Entrevista a Mari Paz Vilas, futbolista profesional


Reconoce que desde pequeña ha sido una rebelde persiguiendo su sueño, el de jugar al fútbol. Con sus 28 años puede presumir no solo de haberlo conseguido, sino de haber tocado lo más alto en el fútbol femenino en España jugando con la Selección Española Absoluta, con la que marcó 11 goles. Mari Paz Vilas nació en Bamio, la parroquia vilagarciana desde la que voló hacia la Primera División. Jugó en el Levante y ahora milita en las filas del Valencia C.F. Fisioterapeuta de formación sueña con seguir vinculada en un futuro al mundo del fútbol.

¿Cuando empieza Mari Paz Vilas a jugar al fútbol? ¿Recuerdas los primeros golpes al balón?

Sinceramente yo creo que no hay un momento exacto en el que me empieza a gustar el fútbol. Yo creo más bien que nazco para jugar al fútbol. De hecho no tengo recuerdos del primer balón que toco. Mis padres dicen que ya gateando quería coger un balón. Es por eso que siempre digo que nací para este deporte.

¿Tenías ya un modelo en casa al que copiar?

Bueno, tenía a mi hermano mayor que jugaba. Él era portero y al final yo creo que intentaba jugar con nosotros, que eramos los pequeños. Luego está mi hermano mellizo que también jugó conmigo, pero lo curioso es que a él no le gustaba.
Empezaste muy jovencita, en el Arosa...

Pues sí, empecé en el Arosa. Cuando entré tendría unos seis o siete años. Yo a mis padres siempre les decía que quería jugar al fútbol. Primero entró mi hermano mellizo y a mí no me dejaron. Me dijeron que no, que las chicas no podían. Yo creo que mis padres en ese sentido me engañaron un poco porque ni me dejaron preguntar. Yo iba a ver a mi hermano jugar y con todo el morro le decía que le preguntase al entrenador si me dejaba entrenar con ellos. Mi hermano, que me quiere más que a nada, le dijo al entrenador si podía entrenar con ellos y él me dijo que sí, que claro. Fue ahí cuando empecé a jugar al fútbol con los chicos.
 
Y en el Arosa fueron unos años...

Sí, bastantes, hasta la época de Cadetes.


Y después llegó el Arousana... ¿Cómo fueron esos dos años en el fútbol femenino gallego?

En el Arousana fueron dos años. Jugamos la fase de ascenso y ahí ya fiché por el Levante. El primer año en el Arousana fue un poco duro porque yo estaba muy a gusto con los chicos. Fue como un cambio radical porque yo no quería cambiar. Luego ya vi que tenía que hacerlo, que mi futuro pasaba por jugar al fútbol femenino. Lo cierto es que muy bien. El primer año nos quedamos a un punto de ser campeonas de Liga y al siguiente ya la ganamos y jugamos la fase de ascenso. Fue una experiencia muy bonita. Fue entonces cuando me llegó la oportunidad de irme a un club más grande y no podía decir que no. Es un tren que pasa una vez en la vida y tienes que cogerlo.

¿Cómo fue ese momento en el que te ofrecen la oportunidad de irte para el Levante?

Jugar la fase de ascenso siempre es un escaparate. Yo me acuerdo de que había marcado gol en los dos partidos, además también había marcado mucho todo ese año en la Liga. De hecho fui la máxima goleadora de la Liga Nacional y al final ahí funciona el boca a boca. En aquella época en el fútbol femenino no había tanto tirón mediático. El Levante se puso en contacto con un chico de aquí y él me lo comentó. Para mí en esa época jugar ahí era mi sueño porque el Levante era el mejor el equipo puntero.

Y te fuiste...

Respondí que por supuesto que me iba. Tenía miedo ¿eh? En casa ya dudaba, pero mi padre me animó. Al final di el paso con mucho miedo porque tenía 17 o 18 años. Realmente estaba dentro del cascarón todavía, era de una ciudad pequeña que se iba a una muchísimo más grande. Tenía miedo a todo, a si me arrepentía, a si no daba la talla en ese equipo... a un montón de cosas.

¿Cómo se compagina la vida de una deportista profesional con todo lo demás, con los estudios?

La verdad es que yo siempre he tenido los pies en el suelo. Yo he querido sacarme mi carrera, sabía que del fútbol femenino no podía vivir. Sí, el día a día sí, pero al final tienes que formarte. No te voy a mentir, es muy complicado. Yo no me he sacado la carrera en los tres años que tocaba, pero tampoco me ha importado. Ahora la tengo y he podido compaginar lo del fútbol con mis estudios a pesar de estar lejos de mi familia y es algo de lo que me siento muy orgullosa.

¿Cuales son los ídolos del fútbol de Mari Paz Vilas? ¿Te decantas por un equipo?
 
Yo de pequeña empecé a ser del Dépor porque vi jugar a Djalminha y a Bebeto. Me encantaba. Los dos son mis ídolos. Luego Valerón también era un dios para mí y ahora mismo diría Andrés Iniesta. En cuanto a simpatizante de un equipo siempre he sido del Dépor. Yo siento la tierra muchísimo, soy gallega y me siento muy orgullosa de ello. Aquí o te toca ser del Dépor o del Celta. Que conste que me gusta ver a los dos equipos en Primera División.

Mediáticamente la vida de un futbolista es mucho más visible que la de una chica en el mismo deporte ¿Es igual de glamurosa?

(Risas) El día a día es muy aburrido, muy monótono. Vale, la gente ve la parte bonita. Viajas, ganas copas, te lo pasas bien y al final no es tan así. Yo me levanto todos los días a las siete o siete y media de la mañana. Este año por ejemplo ha sido difícil porque he tenido que hacer prácticas en hospitales por las mañanas, luego por la tarde entrenar, llegar a las tantas y al día siguiente otra vez lo mismo. Tienes que organizarte muy bien para poder estudiar y compaginar tu vida con los entrenamientos. Entrenamos todos los días más el partido del fin de semana. Son muchas horas. Como digo yo, es un trabajo más.

¿Crees que el fútbol femenino ha ido ganando en visibilidad?

El fútbol femenino ha evolucionado mucho. Yo creo que ahora tenemos mucha más visibilidad. No hay más que ver las redes sociales y todos los seguidores que tenemos. Vale, no tiene nada que ver con el fútbol masculino que, además, es el deporte rey en España. Ellos están en una burbuja, a otro nivel.

¿Y qué te parecen a ti esas diferencias tan abismales?

Yo al final no lo comparo, prefiero no comparar. Para mí es un deporte aparte. Ellos juegan fútbol masculino y nosotras femenino. Luchamos para que esté equiparado en lo máximo posible, entre comillas, porque creo que en España es muy difícil llegar a eso. Si te vas fuera ya lo ves de otra forma. En Alemania, Suecia, Inglaterra o Estados
Unidos ya es otra cosa. Allí hay más igualdad y las jugadoras están mucho más valoradas.

Esas diferencias incluso se perciben a nivel local con todas estas quejas sobre las desigualdades entre Arosa y Arousana, pese a estar ellas en una máxima categoría...


Cuando yo jugué en ambos equipos era joven y no me daba cuenta de esas diferencias. Ahora pues te diría que sí que hay diferencias porque probablemente el dinero que se mete en el Arosa no es el que tiene el Arousana para fichar a gente. Yo en esa época no lo pensaba, solo pensaba en jugar, ganar y pasármelo bien. Me imagino que la gente que dice que hay diferencias es por algo, porque yo lo noto también en el fútbol de élite.

Para una jugadora supongo que los aficionados son la otra parte importante del juego ¿Cómo te sientes con la afición?

Es una sensación muy bonita. Cuando era pequeña siempre pensaba que ojalá viese a alguien con mi nombre en la camiseta, comprándola. Es increíble porque ahora en el Valencia vives todo eso. Tienen una peña oficial, hay gente que se compra la camiseta y yo alucino, porque son unos 80 o 90 euros. Pero al final también pienso: “¿Por qué no? Estoy haciendo lo mismo que un chico”. Yo creo que tenemos que ser nosotras mismas las que debemos pensar que eso puede pasar. Si no somos las primeras en creérnoslo no vamos a evolucionar.

Además de en la Primera División puedes presumir de haber jugado con la Selección Española...

La Selección Española es el sueño de todo jugador, tanto para masculino como para femenino. Es lo máximo. Yo ya venía de la Sub 19 y cuando terminé mi etapa ahí ya me fui a entrenar con la Absoluta. Para mí fue un sueño porque es una oportunidad de entrenar con las más grandes de España. Yo lo vivo todo con mucha ilusión, me encanta poder cumplir sueños, objetivos que tenía de pequeña y ver que se cumplen. Puede que alguien no le de tanta importancia, pero yo vengo de un pueblo pequeño, soy muy humilde.

¿Existe mucha rivalidad en el vestuario de la Selección?

Pues, a ver... lógicamente van las mejores y sabes que hoy estás y que mañana igual no. Van las que están en el mejor momento y al final tienes que competir al máximo para ganarte el puesto. Es rivalidad sana, que conste. Hay buen rollo entre las jugadoras.

Está claro que en el fútbol masculino sí, pero... ¿Se puede vivir holgadamente del fútbol femenino?

En España no. En España hay sueldos normales y algunos incluso paupérimos. Hay jugadoras de Primera División que no cobran. Es triste decirlo, pero es verdad. Ocurre sobre todo en los equipos más humildes. Hay otras que tienen un sueldo para vivir y ahorrar. Si quieres vivir bien como viven ellos tienes que irte fuera de España en donde los sueldos sí que son más altos.

Puedes presumir de ser profeta en tu tierra. El remodelado campo de fútbol de Bamio lleva tu nombre ¿Cómo te sentiste cuando te enteraste?

Pues estaba por la calle paseando y me llamó un número. No suelo coger números desconocidos, pero lo cogí. Era el alcalde. En serio que me quedé en shock. Me preguntó si me importaba que le pusiesen mi nombre al campo. ¿Cómo me iba a importar? Es una ilusión tremenda, un orgullo. Yo soy de aquí y es el campo de mi tierra. No puedo describir lo que sentí en ese momento. Aparte le ponen el nombre de una chica, en un campo de fútbol. Queramos o no España es aún un país machista. Que le pusiesen el nombre de una mujer a un campo, aunque no hubiese sido el mío, me habría gustado igual.

¿Qué les dirías a todas esas niñas que quieren jugar al fútbol y a las que sus padres no les dejan?

Yo a esas niñas les diría que luchen, que hagan como yo que al final era una rebelde. Mis padres me metieron en basket en el colegio y yo iba al fútbol sin que lo supiesen. Iba a escondidas. Tampoco voy a recomendarles que desobedezcan, no sé. Yo era rebelde porque me moría por jugar al fútbol. Yo les diría que luchen porque al final es su sueño y vas a hacer lo que te gusta. Es como si tus padres te dicen de estudiar una carrera que no te gusta.

El presente de Mari Paz Vilas está en el Valencia ¿Hay algún sueño más allá?

Yo soy una persona que he vivido cosas negativas en la vida y soy de las que piensa que hay que vivir el día a día y por eso no pienso más allá. Es cierto que me gustaría salir fuera y vivir esa experiencia y seguramente la viviré algún día, pero este año he firmado por el Valencia y no pienso más allá. Pueden pasar mil cosas, puede pasar
que este año me canse y deje el fútbol, no sé.

Entonces... ¿No hay marcada una fecha de caducidad?

Yo no la tengo. Yo creo que es más una cuestión psicológica que física. He visto a jugadoras de treinta y seis años seguir jugando. La clave es que tú quieras seguir, pero a veces tienes otras preferencias en la vida como casarte y tener hijos. Hay jugadoras que han dejado el fútbol porque querían ser madres. La vida cambia mucho de un
año para otro.


Dices que no piensas en el futuro a corto plazo, pero... ¿Sabe Mari Paz Vilas a qué se va dedicar después del fútbol?

Yo he estudiado fisioterapia y me gustaría dedicarme a eso. Es otra de mis pasiones. Mucha gente cree que haría fisioterapia vinculada con el mundo del fútbol y yo creo que la verdad es que es un mundo que no puedo dejar del todo. Es algo que llevo ahí y de una manera u otra voy a estar vinculada a él. También me gusta la fisioterapia geriátrica y este año voy a hacer algo de voluntariado en un centro de día de personas mayores.

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