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Entrevista de José Coronado, actor español de Vivir sin permiso

Redacción revista eSmás | Revista eSmás Vilagarcía Nº 19

Galicia, con Vilagarcía a la cabeza, ha sido el escenario escogido para rodar la próxima serie estrella de Telecinco, Vivir sin Permiso
Entrevista de José Coronado, actor español de Vivir sin permiso

Galicia, con Vilagarcía a la cabeza, ha sido el escenario escogido para rodar la próxima serie estrella de Telecinco, Vivir sin Permiso. Raro es aquel que no conozca a alguien que haya participado como figurante o se haya topado con algún miembro del reparto por la calle. Y es que desde comienzos del verano, la nueva apuesta de ficción de Mediaset ha monopolizado la gran mayoría de las conversaciones y la expectación del vecindario vilagarciano. A la cabeza del elenco de actores se encuentra el veterano, y ultratelevisivo, José Coronado, que encarna a Nemo Bandeira, una especie de ‘padrino’ a la española. El actor madrileño saca tiempo de su ajetreada agenda para entrevistarse con nosotros. El punto de encuentro es el Pazo de A Toxeiriña, en Moraña, su casa en la ficción. Nos encontramos a un Coronado barbado, fino y con buena planta, recién salido del set de rodaje y todavía caracterizado como su personaje. Trata a los periodistas con afabilidad, sin pizca de impostura; se notan los años y las tablas. El aire de la tierra, le sienta bien.

Durante más de medio año has estado conviviendo en Vilagarcía y el entorno como uno más. Después de esta experiencia ¿Cómo ves la vida del día a día en Vilagarcía?

Es un lujo. Hay un momento en el que mi personaje viaja a Madrid y es incapaz de entender cómo la gente puede vivir allí con tanto gentío, tanto tráfico y tanta polución. Y tiene razón. La calidad de vida aquí en Vilagarcía es altísima. No solo en Vilagarcía, sino en toda la comarca del Salnés. El aire puro, ese mirar a cualquier parte y descubrir una naturaleza magnífica… Los vilagarcianos sois unos afortunados, no valoráis lo suficiente el privilegio que tenéis.

¿Cómo ha sido rodar en Galicia durante estos meses?

Se lleva mal trabajar lejos de casa, pero este entorno tan maravilloso todo lo compensa. La gente es muy abierta y cariñosa, y eso que los rodajes, por definición, son súper invasivos. Además hemos tenido un tiempo fantástico.



“Galicia es un personaje más”

¿Te imaginas la serie en otro lugar?

Para nada. Galicia es un personaje más.

¿Qué rincón de la zona destacarías?

Cualquier sitio de la comarca. Vayas donde vayas, todo tiene su encanto. De Vilagarcía me fascina que cuenta con las ventajas de una ciudad y las ventajas de un pueblo. Tiene multitud de servicios y está bien comunicada, pero a la vez tiene un tamaño que permite disfrutarla caminando.

El rodaje de Vivir sin Permiso ha desencadenado en la zona un fenómeno fan bastante grande, ¿cómo lo has vivido?

Pues como suelo vivir estas cosas, con mucha gratitud. El hecho de que levantemos expectación me parece que es síntoma de que la cosa funciona. No coincido con esos actores que viven la fama como una cruz; si estás en el foco de la noticia, es porque estás funcionando, porque estás en el candelero. Creo que va con el sueldo. Quizás para Álex González es un poquito más duro porque el mundo ‘teenager’ es más efusivo y más torpe.
Pero en mi caso no me quejo. Es cierto que en Madrid puedes caminar por la calle con más tranquilidad porque la gente está más acostumbrada a los rostros conocidos, en Vilagarcía somos la novedad y la gente te para y te pide fotos, es natural. En todo caso, el afecto de mis vecinos vilagarcianos me carga de energía positiva.

¿Qué plato de la cocina autóctona te ha vuelto loco?


¿Sabes el problema? Que yo tengo la desgracia de que soy alérgico al pescado. Solo puedo disfrutar con la retina y no con el paladar. Es una tortura ver cómo los cerdos de mis compañeros (risas), se ponen tibios de marisco. Pienso “¡Buah!, qué bien debe de sentar eso cuando entre”, pero no puedo. Soy alérgico al marisco y a todo lo que salga del mar, pero hay otros platos de la gastronomía gallega que disfruto como la empanada.

¿Has probado el Albariño?

Por supuesto. Y eso que soy más de tinto que de blanco, pero la verdad es que un Abariño en su temperatura, bien fresquito, es una cosa de locos.

En el panorama audiovisual actual hay una oferta ingente de series, ¿en tu opinión, qué hace diferente a Vivir sin Permiso?

Yo creo que la historia es muy potente, el guion marca la diferencia; además tenemos la audacia de tratar un tema que jamás se ha tratado antes en el panorama televisivo, el alzheimer.

¿Es Vivir sin Permiso una serie de narcos?

El narcotráfico está presente como telón de fondo, pero la serie no va de narcos. Va de relaciones familiares y pasiones humanas. Pasiones como la ambición, el poder, la venganza y la lealtad. Se sostiene sobre una trama familiar muy fuerte.

Háblanos de tu personaje, Nemo Bandeira.

Nemo Bandeira es un ‘padrino’. Puede matar, pero a la vez conmoverte por cómo trata a los suyos. Tiene dos caras; la que muestra en el ámbito familiar como padre modélico y otra, más oscura, que está obligado a sacar para defender sus negocios.

No se trata del típico gángster sin corazón, entonces.

Para nada. No es un sicario ni mucho menos. Y siempre que actúa de forma expeditiva contra otros es porque la situación lo requiere. Es un hombre que se ha hecho a sí mismo y ha conseguido limpiar su pasado, hasta el punto de que se ha convertido en una especie de benefactor para su comunidad.

Es un hombre enormemente poderoso, pero enfermo. Un ‘león herido’

Sí, es una buena metáfora. Posee un gran poder, pero esa enfermedad terrible que es el alzheimer lo condiciona. Además las consecuencias no solo las padece él, sino también su familia. Los arranques de ira son recurrentes y por momentos no reconoce a sus seres queridos, llegando incluso a tratarlos mal.

¿Cómo ha abordado el tema del alzheimer?

Con sumo cuidado y respeto. Me he entrevistado con doctores especializados para ser fiel a la realidad de la enfermedad. En la ficción tenemos ciertas libertades, pero en este tema sentía la necesidad de ser prudente y riguroso.

¿Te has fijado en alguna persona real para construir tu personaje?

Sí, Amancio Ortega. Un hombre que, como mi Nemo Bandeira, ha hecho muchísimo por su entorno, ha creado fundaciones y allá donde va es escuchado sin necesidad de usar corbata. Como modelo para mi personaje, he preferido la figura del gran empresario y benefactor, frente a la del narco.



¿Percibes semejanzas entre la visión del narcotráfico que plantea la serie y lo que tú has podido constatar en la vida real?

Absolutamente. He ido con conductores que me han dicho “ves ese señor que está ahí jugando con los niños?, pues es narco. Se sabe quién es quién. De veras me ha sorprendido la naturalidad con la que se vive el tema aquí. Mi personaje se basa en ese narco real que con una mano negra genera dinero y, con otra, lo blanquea y lo revierte en su comunidad.

¿Has buscado referentes en otras películas para interpretar a tu personaje?

No. De hecho, no abundan las películas en las que se trate el tema del alzheimer. Hay poquísimas, si acaso esta americana protagonizada por Julianne Moore…

‘Siempre Alice’

Sí, esa. Pero poco más. He visto más que nada documentales. Lo que sí he intentado es alejarme del buenismo. Es decir, a priori, cuando piensas en un enfermo de alzheimer, piensas en un personaje ‘blanco’, sin maldad. Pero yo he tratado de imprimirle oscuridad.

Tu Nemo Bandeira tiene cierto aire shakesperiano

 Sí, a mí Shakespeare me enamora y mi personaje tiene mucho del Rey Lear.

¿La enfermedad y el olvido lo van volviendo progresivamente mejor persona?

No. En la fase de la enfermedad en la que se encuentra el personaje, todavía conserva la mayor parte de sus recuerdos. En la etapa primera del alzheimer los enfermos suelen olvidarse de lo reciente; qué han comido hoy, dónde han aparcado el coche... Por el contrario, conservan sus recuerdos de la infancia. Nemo se encuentra en este punto, no le ha dado tiempo a volverse bueno. De todas formas, tampoco cuestiona sus propias acciones en términos de Bien y Mal;  hace lo que hace por el bien de su comarca y su familia, es puro pragmatismo. El fin justifica los medios, su planteamiento vital es un tanto maquiavélico. Si tiene que caer alguien por el bien de la familia y la comarca, que caiga.

¿Compaginas Vivir sin Permiso con algún otro trabajo?

No, no. Dedicación exclusiva. Terminaremos en navidad y después sí me pondré con otros proyectos. Haré de narrador en la ópera de Iván el Terrible, dirigida por José Carlos Plaza.
Luego trabajaré en una película dirigida por Miguel Ángel Vivas y después, si todo va bien, participaré en la segunda temporada de Vivir sin Permiso.

A principios de este año 2017 sufriste un infarto de miocardio, ¿cómo te encuentras?

Estoy hecho un toro. Hace poco me hice una revisión y lo tengo todo perfecto. Tensión, colesterol... todo fantástico. Intento sacar el lado positivo de todo lo que me pasa en la vida y me tomo este último achaque como un aviso: “Eh, tío, tienes sesenta años, es el momento de cuidarse”.

Has cambiado tus hábitos, entonces

He llevado a cabo cambios, pero no tanto en lo referente a los hábitos en sí, sino a la manera de enfrentarme a la vida y a las diferentes situaciones. Relativizo mucho más las cosas, mi escala de valores ha cambiado. Lo que antes me sobrepasaba, ahora me provoca risa. Procuro disfrutar cada segundo y estar en el momento presente.

¿En qué punto de maduración te encuentras como actor?

Me encuentro en un punto ya experto, llevo 33 años en la profesión. La mochila está cargada de experiencias,  pero conservo la ilusión de aprender cosas nuevas cada día. Los más jóvenes del reparto también me insuflan esas  ganas y ese querer seguir creciendo.

¿Contemplas una segunda temporada de Vivir sin Permiso?

Estoy seguro de que la va a haber. La serie tiene cuerda para rato.

“La serie tiene cuerda para rato”

 


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