Logo de la empresa

José Piñeiro, pionero de la aviación

Carlos Quintia | revista eSmás O Salnés N 28 Primavera 2024

Piñeiro compitió durante años con pilotos franceses a los que siempre venció.
José Piñeiro, pionero de la aviación

José Piñeiro González nace en Mugardos (A Coruña) el 15 de diciembre de 1878, aunque su biografía a efectos de la historia comienza en la localidad pontevedresa de Sanxenxo allá por 1911, cuando tras ver volar al piloto francés Garnier en las fiestas de la peregrina de Pontevedra, se dirige a sus acompañantes con unas palabras que serán proféticas: “eso lo hago yo”. 

Determinado a ser aviador, necesita un “brevet”, es decir, una especie de licenciatura que te acredita como piloto y que se expide en las escuelas de aviación, muy escasas en esos años. La más cercana se encuentra en la localidad francesa de Pau donde el pionero de la aviación y constructor de aviones Louise Blériot imparte los cursos, y allí se dirige Piñeiro, que obtiene su título el 19 de diciembre de 1912, tras tan solo un par de semanas, lo que despierta la admiración de Bleirot, que afirma que pronto el gallego competirá con los mejores. No se equivocará.

Pero para ser aviador, además de título necesita un avión, así que le compra al dueño de la escuela un Bleriot XI por 25.000 pesetas, una fortuna para la época que obtiene de la venta de su fábrica de gaseosas. Y mientras espera la llegada por tren del aeroplano desmontado, prepara en las inmediaciones de la playa de Baltar (Sanxenxo) su aeródromo, que constaba de una pista y un hangar de madera.

Desde esa pista despegará muchas mañanas, y los vecinos se acostumbraran a levantar la cabeza al escuchar el ruido del motor. En una época sin radio (no se comercializa hasta 1920), ni televisión, ni liga de fútbol, y con un 54% de analfabetismo, el espectáculo de ver volar a un ser humano atraía muchedumbres allí donde se anunciaba una exhibición aeronáutica, y los vecinos de Sanxenxo pudieron disfrutar con solo asomarse a sus ventanas.  

Con su frágil aeroplano - poco menos que una bicicleta con alas - Piñeiro compitió durante años con pilotos franceses a los que siempre venció, pues salió a volar cuando por las condiciones meteorológicas ellos no se atrevían. Los gabachos exigían en sus contratos toda clase de seguridades y si no se cumplían no volaban, pero Piñeiro se debía a su gente y volaba siempre sin importarle las dificultades. En Ribadavia (Orense) voló sabiendo que no tendría pista suficiente para aterrizar y lo hizo sobre unas parras. En Buenos Aires (Argentina) - donde reunió a 50.000 personas para ver una de sus exhibiciones - y en Cuba realizó vuelos acrobáticos como el “looping the loop”. Sufrió numerosos accidentes, pero el de La Habana, al intentar una dificilísima acrobacia, fue el peor pues se rompió las dos piernas.

La primera biografía del conocido como “el hombre pájaro gallego” la escribió en 1998 Carlos Quintia y la editó la librería NOS de Sanxenxo, que entonces cumplía 20 años de vida y en donde aún se pueden encontrar ejemplares. La novela tuvo mucho éxito y se encuentra en todos los centros gallegos del mundo. 

Era necesario - y sigue siéndolo - reivindicar la figura de este hombre hábil con las máquinas y valiente hasta la temeridad, porque la importante contribución de Galicia a la historia de aviación española y mundial se debe sin ninguna duda a Piñeiro. Porque si tres han sido las gestas con repercusión internacional realizadas por la aviación española (la travesía del “Plus Ultra” desde Palos de Moguer a Buenos Aires; el vuelo Madrid-Manila, de la patrulla Elcano; y el vuelo del “Jesús del Gran Poder” con su periplo por el Amazonas), tres gallegos han sido los que las coprotagonizaron, y todos ellos, tanto Loriga, como Ramón Franco e Iglesias Brage (estos dos últimos nacieron con Piñeiro en la comarca del Ferrol) manifestaron en diversas ocasiones que su pasión por volar nació de la contemplación de los vuelos de Piñeiro. La diferencia consistió - además de que no volaron como Piñeiro en la etapa heroica de la aviación sino más tarde, cuando los aviones habían mejorado mucho - en que esos tres eran militares, lo que significaba que si un avión se dañaba les daban otro, mientras que para Piñeiro perseguir y conseguir sus sueños y metas supuso su ruina y la de su familia. No obstante, el legado que dejó se perpetuará en la historia para orgullo de todos sus compatriotas.

 

 

 


Anunciantes en el número actual la revista eSmás:


Scroll to Top