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La Depresión. Una enfermedad del pasado, del presente y del futuro

Elvira Romay Cousido. Terapeuta / Consellor Humanista Integrativo | revista eSmás O Salnés Nº23 Invierno 2022

Algunos síntomas de la depresión son tristeza, cansancio, apatía, entre otros muchos...
La Depresión. Una enfermedad del pasado, del presente y del futuro

Vivir sin disfrutar de nada. Sentirte triste, derrotado, sin ganas de levantarte de la cama. Pensar que tu vida no tiene sentido y en muchas ocasiones, pasarte por la cabeza el suicidio como la única salida a tu sufrimiento.

Según la Organización Mundial de la Salud, “en un episodio depresivo, la persona experimenta un estado de ánimo deprimido, o una pérdida del disfrute o del interés en actividades la mayor parte del día, casi todos los días, durante al menos dos semanas”. 

Algunos síntomas de la depresión son tristeza, cansancio, apatía, ansiedad, crisis de miedo o pánico, sentimientos de culpa excesivo, baja autoestima, hipocondría, dificultades de concentración, falta de esperanza en el futuro, pensamientos de muerte o de suicidio. Se producen también alteraciones del sueño, cambios en el apetito o en el peso y falta de energía. Durante un episodio depresivo la persona experimenta dificultades considerables en todas las áreas de su vida.

Un paciente con depresión necesita mucha atención y cuidados. Si alguien lleva dos o más semanas, durante casi todos los días y la mayor parte del día, sufriendo estos síntomas depresivos, debe acudir a su centro de salud y su doctor/doctora le dirán lo que necesita. Es aconsejable que junto con el tratamiento farmacológico que le prescriban comiencen también un proceso terapéutico con algún profesional.

Una persona con depresión no ve salida y la realidad para él/ella está distorsionada. Pueden sentirse muy culpables por algo del pasado y creer que esa situación es el origen de su depresión. Nada les alegra ni les satisface y sienten un gran vacío. No encuentran sentido a su vida. Sienten tristeza y dejan de sentir el resto de emociones positivas. Ponen el foco solo en lo negativo y no tienen en cuenta ni sienten ningún aspecto positivo de su vida. 

Necesitan recursos y herramientas para salir de esa distorsión de la realidad y eso lo ofrece un buen acompañamiento profesional. Las emociones arcaicas no expresadas pueden causar somatizaciones, alteraciones en nuestro estado de ánimo, provocando una distorsión del presente del paciente. La depresión puede ser una de esas somatizaciones. La persona con depresión ve la realidad a través del filtro de sus emociones no resueltas. 

Tanto los pacientes con depresión, como las personas que están sufriendo por algún problema en su vida que los limita, como puede ser la pérdida de empleo, la muerte de un ser querido o por relaciones en el trabajo o en la familia que les hacen estar en permanente conflicto, necesitan sentirse acompañados y comprendidos.

Varios libros han salido en estos dos últimos años hablando sobre la depresión de quienes la padecen. Y esto es muy buena noticia para que esta enfermedad, que ocasiona tanto sufrimiento, deje de ser un tema tabú, se conozca y se comprenda mejor. 

Las personas que sufren depresión necesitan de un entorno afectuoso, cercano y que les ayuden a recordar que no están solos y que sí hay salida a su sufrimiento.


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