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La Inquisición en O Salnés

Daniela De Amorín | revista eSmás Vilagarcía Nº26 Otoño 2019

La Inquisición fue un nefasto período histórico que sacudió toda Europa durante los siglos XIII-XIX. Los concellos de O Salnés no fueron ajenos a esta temible época, especialmente Cambados.
La Inquisición en O Salnés

La Inquisición formó parte de un nefasto período histórico que sacudió toda Europa durante los siglos XIII-XIX. En el seno de la religión católica se crearon diversas instituciones orientadas a luchar contra la herejía, llegando a juzgar cuestiones morales, temas de brujería y cualquier actuación que supusiese un mal comportamiento para la Iglesia de entonces.

Este imperio del terror fue instaurado en España por los Reyes Católicos en 1478, aunque su origen en Europa se remonta al año 1184 con una institución muy similar creada en Languedo (Francia) para combatir la herejía de los cátaros. Si bien es cierto que la Inquisición no se ensañó en Galicia como en otras partes de Europa, su existencia dejó marcada una huella terrorífica en nuestra comarca de O Salnés.

Uno de los libros más importantes de la Inquisición en Galicia.
Los casos más destacados

La Inquisición en Galicia dejó tras de sí casi un centenar de procesos a personas, mayoritariamente mujeres, acusadas de practicar la brujería. Entre los casos más escalofriantes se encuentran los de las canguesas Elvira Martínez, María Soliña, Teresa Pérez María dos Santos y, el que nos toca más de cerca, el caso de Ana Castro, vecina de la Armenteira. Fue condenada en dos ocasiones por “hechicera, embustera y adivinadora”, siendo castigada con crueles torturas llevadas a cabo en las calles de Santiago. A los azotes hubo que sumarle el destierro, la apropiación de sus bienes, la encarcelación y la humillación en la vía pública. Las insoportables secuelas de las torturas, muchas veces llevadas a cabo con todo tipo de aparatos macabros como el aplasta-cabezas o las ruedas de despedazar, provocaban desmayos y suicidios de los condenados. Pero sin lugar a dudas, el final más atroz era el de las condenadas a la hoguera. Aunque en Galicia estos fueron casos aislados, pues se conmutaba la condena porque lo que primaba era el botín. Precisamente por el dinero hubo quién aprovechó la picaresca contra la institución. Es el caso de Gonzalo Trazado, vecino de Vilariño, que cobraba multas e impuestos haciéndose pasar por oficial de la Inquisición. 

La institución se instaló en Galicia en 1574, estableciendo su sede en Santiago y distribuyendo representantes por todas las ciudades y villas gallegas. Desde los fiscales hasta los familiares, que era el nombre que recibían los miembros de menor rango dentro de la Inquisición, cuya función era denunciar e informar al Santo Oficio sobre los casos de herejía. Al igual que en el resto de España, los familiares se distribuían en función de la densidad de población, llegando en algunas ciudades como Santiago a existir una densidad de un informador por cada 40 o 50 vecinos.
 



Distribución desigual de vigilantes 

Lista de distribución de familiares según su situación en la ríaSin embargo, más allá del censo, en Galicia existían otros factores que determinaban la asignación de familiares y comisarios en las diferentes poblaciones. La Inquisición en Galicia centró todos sus esfuerzos en controlar las rutas marítimas, por lo que la vigilancia se intensificaba fundamentalmente en los núcleos urbanos, en detrimento de los rurales, y en las poblaciones costeras con puerto, motivo por el cual la comarca de O Salnés se vio muy vigilada por esta terrorífica institución. De esta forma, la Inquisición en Galicia trazaba una línea divisoria invisible de NO-SE, desde la ría de Betanzos hasta Verín y las zonas fronterizas con Portugal. El objetivo era crear un cordón sanitario que cubriese cualquier zona de paso transfronterizo o marítimo, llegando a controlar todo el comercio del territorio con el exterior. Sin ir más lejos, la zona costera gallega concentraba un total de 156 cargos entre familiares, comisarios y notarios, mientras que la frontera con Portugal y con Castilla contaban con 42 y 16 miembros, respectivamente. Dentro del área marítima, las Rías Baixas (Arousa, Pontevedra y Vigo) y las Rías Altas (especialmente A Coruña-Betanzos y Ferrol) constituyeron las zonas con mayor vigilancia. Atendiendo a nuestra comarca de O Salnés, Cambados era el territorio de mayor represión con la presencia de tres familiares, seguido de Vilanova de Arousa con dos y Meaño con uno. Vilagarcía de Arousa concentraba dos informadores a los que habría que sumar uno más presente en Carril, que por aquel entonces era independiente. Desde Madrid llegaban órdenes tajantes de controlar la presencia de los navíos extranjeros en las villas de O Salnés, prestando especial atención a las mercancías que portaban. Un ejemplo fue el navío inglés que llegó a Cambados derrotado por el temporal. Entre las innumerables mercancías que llevaba se encontraron escondidos más de 500 libros canónicos que fueron examinados y requisados por el comisario, puesto que la lectura de libros no autorizados y la tendencia política también eran campos perseguidos por la Inquisición.
 
A pesar de que se tenían en cuenta diversos factores para la distribución geográfica de los informadores del Santo Oficio, siempre se trataban de asignaciones completamente arbitrarias que, a día de hoy, la justicia no ha logrado esclarecer. Es inexplicable como, por ejemplo, Cambados concentraba tres familiares para cubrir un censo de 320 personas, lo que se traducía en una densidad de un vigilante por cada 106 habitantes, una cifra muy superior a la concentración existente en núcleos portuarios más grandes como La Guardia (1/232) o Vigo (1/144). Y es que la huella de la Inquisición dejó un gran rastro en Cambados, donde se construyó en el S. XVI el Pazo de Fefiñáns por orden de Don Juan Sarmiento Valladares, consejero del rey Felipe II e inquisidor general.

Distribución de miembros de la Inquisición en función de la geografía.

A principios del Siglo XVII el descenso de informadores va descendiendo notablemente en estas villas costeras, puesto que prevalece el interés comercial por encima de la obsesión de preservar al país de la herejía. Dos momentos importantes para este cambio de perspectiva en La Corona fueron las paces con Inglaterra en 1604 y la tregua con Holanda en 1609, a partir del cual se busca seguir controlando los navíos extranjeros pero sin la violencia ni el carácter férreo de antaño. La lista de familiares alcanzaba en el año 1600 los 388 miembros, mientras que en el 1641 ya se había reducido a los 218.

La caída de la Inquisición fue paulatina, con el paso de los años fue reduciendo su violencia y persecución pero no fue abolida hasta 1812 por las Cortes de Cádiz. A pesar de ello, hubo que esperar hasta el reinado de Isabel II para ejecutar el mandato, acabando así con siglos de horror que dejaron una terrible huella en nuestra comarca.
 

Las torturas con este tipo de máquinas fueron frecuentes durante la Inquisición en O Salnés.


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