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La planta de Altri para la ría de Arousa

Redacción revista eSmás | revista eSmás Vilagarcía 48 Primavera 2025

Se estima que la fábrica extraerá diariamente 46 millones de litros del río Ulla
La planta de Altri para la ría de Arousa

El proyecto de la empresa portuguesa Altri para la instalación de una planta de celulosa en Palas de Rei, Lugo, ha suscitado una gran preocupación entre diversos colectivos, en particular aquellos vinculados a la pesca y el marisqueo en la Ría de Arousa. La principal inquietud se centra en los efectos negativos que esta industria podría generar en el ecosistema acuático y en las actividades económicas dependientes.
La planta de Altri, que se encuentra actualmente en fase de evaluación ambiental por parte de la Xunta de Galicia, es vista por el gobierno regional como una oportunidad de desarrollo industrial. Sin embargo, organizaciones ecologistas y sectores económicos locales han manifestado su oposición debido al impacto que podría tener en el entorno natural. Hasta la fecha, la empresa ha recibido más de 23.000 alegaciones en contra del proyecto, reflejando la preocupación generalizada en la sociedad gallega. 

Uno de los aspectos más alarmantes del proyecto es su desproporcionado consumo de agua. Se estima que la fábrica extraerá diariamente 46 millones de litros del río Ulla, cantidad equivalente al consumo total de la provincia de Lugo. Esta extracción masiva podría alterar el caudal del río y afectar a los ecosistemas acuáticos.

Además del uso intensivo de agua, la planta verterá 30 millones de litros diarios de aguas residuales contaminadas de vuelta al Ulla. A pesar de
las promesas de tratamiento previo, existe el temor de que estas emisiones contengan sustancias nocivas que degraden la calidad del agua y afecten a la biodiversidad de la Ría de Arousa. Este entorno es fundamental para la economía local, basada en la pesca y el marisqueo, actividades que podrían verse gravemente afectadas.

Otro factor preocupante es la emisión de gases contaminantes. La planta contará con una chimenea de 75 metros de altura que liberará a la atmósfera azufre, óxidos de azufre, óxidos de nitrógeno, monóxido de carbono y material particulado, sustancias que podrían perjudicar la calidad del aire y la salud de la población cercana.

El proyecto de Altri también conlleva un impacto negativo sobre la biodiversidad forestal. Para abastecer la planta, se necesitarán 2,4 millones de toneladas de eucalipto al año, lo que podría incentivar la expansión de este monocultivo en Galicia. La proliferación de eucaliptales ha sido señalada como una de las principales causas de la pérdida de biodiversidad en la región, además de aumentar la virulencia y frecuencia de los incendios forestales, un problema recurrente en los últimos años.

Ante la magnitud del impacto ambiental, colectivos ecologistas como Adega han presentado recursos legales contra la desprotección de ciertas zonas naturales afectadas por el proyecto. La ubicación de la fábrica, lindando con la Serra do Careón, una Zona de Especial Conservación de la Red Natura, también genera controversia, ya que este espacio debería contar con una protección especial debido a su importancia ecológica.
Por otro lado, la población local y los sectores afectados han expresado su rechazo mediante manifestaciones y recogidas de firmas. La oposición no solo proviene de los ecologistas, sino también de pescadores, mariscadores y empresarios que dependen de la Ría de Arousa para su sustento.

La posible instalación de la planta de celulosa de Altri en Palas de Rei representa una amenaza significativa para el medio ambiente y la economía local. El uso excesivo de recursos hídricos, la contaminación de ríos y aire, la pérdida de biodiversidad y el impacto sobre actividades tradicionales como la pesca y el marisqueo son factores que deben ser considerados antes de aprobar este proyecto.
La protección del entorno natural de Galicia no debe ser sacrificada en nombre del desarrollo industrial. Es imprescindible que las autoridades adopten un enfoque sostenible y prioricen el bienestar de los ecosistemas y de la población local. La voz de la sociedad gallega ya ha dejado clara su preocupación; ahora, queda en manos de las administraciones garantizar que se tomen decisiones responsables y respetuosas con el medio ambiente.

 


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