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Las aventuras del Señor de Lantaño

Victor Viana | revista eSmás O Salnés Nº14 - Otoño 2020

El señor de Lantaño fue testigo de la batalla de Angora que es considerada la más importante de la Edad Media.
Las aventuras del Señor de Lantaño

Reinando en Castilla Enrique III apodado “el doliente”, por su delicada constitución física, decide en el año 1401 enviar una embajada formada por Paio Gómez de Sotomayor, señor de Lantaño, junto con Fernando de Palenzuelo, para visitar, como representantes del castellano al Gran Tamerlán (Timur el Mongol,  Kan de los tártaros) para saber acerca de su enfrentamiento con los turcos, los cuales amenazaban lo que quedaba de Europa.

¿Pero quien era el Gran Tamerlán y porqué el rey de Castilla le envió una embajada?

Era el último de los grandes conquistadores nómadas del Asia Central, que en poco menos de dos décadas había conquistado ocho millones de kilómetros cuadrados en Eurasia, cruzando con sus ejércitos desde Delhi a Moscú. Era el terror de Europa, y en la memoria de los pueblos conquistados, siete siglos después, ha quedado como modelo de destructor de ciudades. El imperio del Gran Tamerlán ocupaba desde Delhi a orillas del mar Negro.

No solo el rey de Castilla, sino también el de Francia estaban interesados en su próxima campaña contra los turcos, que por entonces representaban los probables conquistadores de la parte oriental de Europa. Era por lo tanto muy importante saber si el Gran Tamerlán vencería a los turcos, desapareciendo con ello el temor de Castilla a su influencia en el reino de Granada, o lo que era peor: que se unieran los dos imperios y que atacasen a Occidente.

Es entonces cuando aparece la figura del Señor de Lantaño, “Mariscal de Castilla, Caballero de la Orden de la Banda, Señor de las fortalezas de Sobrán y Lantaño, con toda su tierra, Insua y Cela, de las villas de Santo Tomé do Mar, Portonovo, Carril y Ría, la de Rianxo, del puerto de Villamayor y las merindades de Postmarcos, con 15 feligresías de Noya, seis en Quinta, más las de Tabeirós (la actual A Estrada) y de otras muchas tierras y jurisdicciones”.

Se suponía que el itinerario del Señor de Lantaño y Hernán Sánchez de Palenzuelos, fuera la salida desde Sevilla pasando por Ibiza, la isla de Rodas, Trebisonda, Armenia, Teheran y finalmente Samarkanda, en el lejano Uzbekistan actual, mundialmente famosa por sus mezquitas y mausoleos.

Lo que se sabe de cierto sobre el viaje, es que llegaron a las cercanías de Ankara, capital de la Turquía actual, y a partir de esta, hay una serie de versiones sobre el futuro itinerario de los embajadores del rey de Castilla.

Página donde el autor Vasco da Ponte cuenta la historia de Paio Gómez de Soutomaior. Libro manuscrito "recuento de las casas antiguas del Reino de Galicia" del año 1660.

Puedes acceder a través de este enlace para ver el libro completo:

http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000189757&page=1

 

Probablemente, el que más estudio este viaje, ha sido el marqués de Lozoya, el cual comenta que, “recibió el tártaro la embajada con muestras de suma complacencia, pues colmaba su orgullo de advenedizo, al ser cumplimentado por un tan poderoso y apartado Monarca, y quiso que a su vuelta llevasen consigo un emisario con cartas y presentes a su Rey. Nombró Tamerlán para esta misión a un caballero catay, de su casa y familia, llamado Mahomet Alcaxi, que recibió el encargo de presentar a Enrique III una muestra de cuanto en sedas, tapices y pedrerías produce Oriente”.

El Señor de Lantaño y su acompañante, tenían que proceder con suma delicadeza e inteligencia, ya que había algún cronista que decía que el Tamerlán poseía una piedra preciosa que sudaba cuando alguien que estuviera hablando con él mentía, y que cuando el Señor de Lantaño le contó al Gran Tamerlán lo importante que era su Señor de Castilla, la piedra preciosa no sudó con lo que el Tamerlán creyó todas las magnificiencias del rey castellano. La historiadora Victoria Armesto cuenta una versión algo distinta: “Sometido a un interrogatorio delante de la piedra, Payó evitó cuidadosamente decir una sola verdad sin que por ello sudase la piedra. Algunos decían que no era mérito suyo, ya que la piedra no entendía gallego…..”.

El Señor de Lantaño fue testigo de la batalla de Angora librada entre el sultán Bayaceto, apodado “el Rayo” y el mogol Tamerlán, que algunos historiadores consideran la batalla más importante de la Edad Media, en la que contendieron dos millones de soldados, aunque los estudios actuales señalan en medio millón los soldados que combatieron. Finalmente ganó el Gran Tamerlán, y el de Lantaño fue testigo de como metió en una jaula al sultán, de la que solo lo sacaba para que le sirviese de apoyo para bajar de su caballo.

Finalmente el mogol le dio a Paio Gómez de Sotomyor una carta para el rey castellano, junto con dos princesas que más tarde recibirían el nombre de Angelina y María de Grecia, que acabarán sus días en Castilla y Galicia.

La llamada doña Angelina casaría ya en Castilla con el noble Diego Rodríguez de Contreras, perteneciente a una de las familias más poderosas de Segovia.

¿Qué le pasó a la otra princesa, María?

El cronista Vasco de Aponte refiere que “Paio Gómez, viniendo por el camino, empreñó a una de ellas (a doña María). Cuando el rey lo supo, quisiéralo degollar, mas todos rogaron por él, y casolo el Rey con ella, y mientras el rey fue vivo no lo alejó. Tuvo de ella una hija, que casó con Martín Rodríguez de Junqueiras”.

El historiador que más estudió este tema, el marqués de Lozoya, que además era descendiente de la princesa Angelina, comenta que una vez de vuelta, al salir de la villa de Jodar, “hizo el Embajador (el de Lantaño) sentar sus reales junto a una no muy lejana fuente y como se hubiese adelantado al resto de la comitiva con las dos damas, concibió Paio Gómez el propósito de declarar su pasión a doña María, cuyas perfecciones había admirado durante el viaje y habían hecho honda mella en su espíritu; y allí en el silencio de la anoche, solo turbado por el rumor de la fuente, confiola sus amores que fueron bien correspondidos por la infanta, a quien tampoco el niño Cupido había dejado ilesa, ante el gallardo y varonil talante del caballero”.

Volvió el de Lantaño a Galicia ya casado con doña María, sucediendo una serie de acontecimientos que hicieron la delicia de los cronistas.


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