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Lo que siempre quisiste saber del sol y sus radiaciones

Fº Javier Jiménez Domínguez | Revista eSmás Vilagarcía Nº 9

La prevención es el mejor de los remedios, así que protege tus ojos cada día
Lo que siempre quisiste saber del sol y sus radiaciones


Con la llegada del buen tiempo y el disfrute del aire libre nos exponemos más al sol, recibiendo sus necesarias, pero a la vez, peligrosas radiaciones.

El sol emite distintos tipos de radiaciones, pero solo una pequeña parte (Espectro visible-EV) estimula las células de la retina y desencadena la visión.

Próximas a este EV, se encuentran, por un extremo, las radiaciones infrarrojas (IR), de baja energía, y, por otro extremo, las radiaciones UltraVioleta (UV), de longitud de onda más corta y más energéticas, por lo que sus efectos tóxicos sobre las estructuras oculares son más nocivos.

Los peligros de los UV en los parpados: Los rayos UV penetran profundamente en la dermis y son responsables de las arrugas. Como la piel de alrededor del ojo es extremadamente delicada, estas radiaciones UV provocan su envejecimiento prematuro, causando quemaduras y distintas enfermedades, incluyendo varios tipos de cáncer (entre el 4% y el 9% del cáncer de piel, se da en los parpados).

Los peligros de los UV en los ojos: Los rayos UV inciden en el ojo desde la superficie, hasta distintas profundidades, activando elementos foto-tóxicos (Radicales libres) que provocan distintos efectos.

A corto plazo, pueden producir fotoqueratitis, con enrojecimiento de los ojos, lagrimeo, fotofobia (sensibilidad a la luz) y un largo etcétera. A largo plazo, pueden provocar adelantamiento de la presbicia y enfermedades oculares como cataratas, DMAE (Degeneración macular asociada a la edad) o melanomas.

Dentro del ojo y detrás del iris (Parte coloreada de los ojos, con la pupila en el centro), tenemos una lente natural (Cristalino), que nos permite enfocar a cortas distancias y desarrollar actividades como leer, escribir o mirar el teléfono móvil. Un exceso de radiaciones UV hace que esta lente, debido a la oxidación de sus proteínas, forme una catarata y se vuelva opaca, provocando visión borrosa. Con el tiempo, puede derivar en ceguera.

La DMAE, se produce por acumulación de un desecho del metabolismo ocular (Lipofuscina), que produce degeneración de las células de la retina y su muerte. La exposición a los rayos UV incrementa su producción. Es la principal causa de ceguera en los países industrializados y, para la que hoy por hoy, no existe cura.

Hay que tener en cuenta que los rayos UV están en todas partes y que más del 40% nos llega cuando no estamos al sol y como son invisibles no tenemos alertas naturales para evitarlos (como entrecerrar los ojos y contraer la pupila), por lo que de nosotros depende cuidar de nuestra vista.

Para ello protegeremos los ojos y los parpados, con gafas y lentes que bloqueen estas radiaciones tóxicas. Estas lentes las hay de sol o totalmente transparentes y, con o sin graduación, para que poder adaptarlas a cada necesidad. Estas solo podrás encontrarlas en las mejores ópticas, ya que solo en ellas poseen los conocimientos y los instrumentos para verificar, comprobar y garantizar la calidad de sus filtros, asesorándole sobre cuales son los más adecuados a sus necesidades.

Y por último, recuerda: “La prevención es el mejor de los remedios, así que protege tus ojos cada día.”

 


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