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Matilde Vázquez

Lucía D. Bóveda | revista eSmás O Salnés Otoño 2021

La historia de la mejor soprano de Galicia.
Matilde Vázquez

La historia de la lírica española está muy ligada a O Salnés, pues una de las mejores sopranos que ha habido en Galicia es natural de la comarca. Concretamente, el 27 de marzo de 1905 nacía en Cambados, en la Travesía del Muelle, Matilde Vázquez, que acabaría convirtiéndose en una reconocida soprano teatral de zarzuela y revista a nivel nacional. No es mucho lo que se sabe de su biografía, a pesar de que falleció hace menos de 30 años, pero su vida merece ser recordada entre los habitantes de O Salnés.

Desde que era pequeña, Matilde demostró una gran afición por la música y quedaron claras sus dotes para el canto. Empezó a cantar ayudando a sus padres en la panadería en la que trabajaban en Vilagarcía de Arousa, en la plaza de Santa Lucía, y continuó en las funciones del colegio y en representaciones de aficionados. En 1916 llegó a poner en escena la zarzuela Gigantes y Cabezudos en el Liceo de Vilagarcía de Arousara muy joven, tan solo tenía 13 años, cuando se traslado con sus padres a Madrid y allí empezó a recibir clases de canto del reconocido músico y cantante Luis Iribarne, que se dedicaba a formar futuros artistas después de haberse retirado de los escenarios tras perder la voz.

En la década de 1920 da sus primeros pasos profesionales en la capital española, que la llevarían a trabajar como cupletista. Poco después pasaría a formar parte de la compañía de Celia Gámez, que exploraba el género de la revista, y participó en obras como La mujer chic o La deseada, estrenada en el teatro Martín de Madrid. También en el teatro Reina Victoria debutó como segunda triple en la opereta Roma se divierte. Pero sus cualidades vocales eran superiores a lo que se necesitaba para este tipo de actuaciones, y fue algo que no tardó mucho tiempo en verse claro. Fue en 1927 cuando se inició como profesional de la zarzuela en el teatro Fuencarral. Lo hizo junto al barítono Emilio Sagi Barba, con quien estrenó con gran éxito La del Soto del Parral, de Reveriano Soutullo y Juan Vert. Este éxito le llevó a continuar su carrera como soprano y sus dotes quedaron demostradas con su participación, en 1929, en la zarzuela Los claveles, del maestro Serrano. En ella actuó con el tenor Tino Folgar, que ya contaba con un gran reconocimiento del público y estaba consagrado no solo en España, sino también en Italia.

 

    

 

Otro de sus papeles más reconocidos la llevaría incluso a la gran pantalla. Hablamos de la zarzuela Doña Francisquita, basada en la comedia La discreta enamorada de Félix Lope de Vega, en la que interpretaba el papel de Aurora “La Beltrana”. Esta comedia ligera trata la historia de Francisquita, una joven inocente que ama en secreto a Fernando, enamorado a su vez de Aurora, una madrileña castiza acostumbrada a coquetear con todos los hombres. Curiosa es la historia que gira alrededor de su adaptación cinematográfica, que se estrenó en 1934. Su productora, Ibérica Films, no podía tener un nombre más patrio y, sin embargo, detrás de ella se encontraban dos cineastas judíos alemanes que habían huido de la represión nazi y habían visto en España, que en aquel momento gozaba de más libertades tras la instauración de la II República, el lugar perfecto para continuar grabando películas.

Eran David Oliver y Kurt Flatau y escogieron la historia de esta zarzuela para rodar su primera película. Fue dirigida por Hans Behrendt, que también era judío alemán expatriado, y los técnicos eran todos judíos alemanes y austríacos. Y pese a ser una comedia de enredo en el Madrid chulapo de mediados del siglo XIX, también tuvo éxito fuera de nuestro país. Fue un estreno que se vivió con gran expectación en Cambados, ya que se realizó un pase en el teatro Variedades y, como se reflejó en El Pueblo Gallego en mayo de 1934, produjo todo un revuelo de emoción entre los vecinos de la época.

 

 

Fue en esa década en la que consiguió la mayor fama nacional, lo que le llevaría a actuar en los teatros de grandes ciudades, como Madrid y Barcelona, y junto a los mejores intérpretes del momento. En esos años formó parte de la Compañía Lírica Nacional, con la que pondría en escena en el teatro Calderón varias obras, y se unió a la compañía del Federico Moreno Torroba, con el que se traslada a actuar a Argentina junto a cantantes como Aníbal Vela, Faustino Arregui, Carmen Palazón o José María Aguilar, entre otros, convirtiendo a Buenos Aires en la capital del mundo de la zarzuela.

Después de la Guerra Civil española siguió actuando en Madrid tras fundar su propia compañía junto al barítono Pedro Terol y estrenando varias obras en teatros como el de la Zarzuela o el Fontalba. Además, grabó discos con artistas como Marcos Redondo, Juan García, Mateo Guitart o Pedro Terol. Sin embargo, en la posguerra la zarzuela comenzó a decaer, por falta de nuevos autores y porque empieza a volverse costoso y difícil representar la zarzuela preexistente ante un público al que cada vez le atrae menos este género.

Así, en la década de 1950 continuó su trayectoria más centrada en el teatro, con varias funciones en la capital como La Lola se va a los puertos, en el teatro Albéniz, o La verbena de la Paloma, en La Corrala de Madrid. Sería esta la última vez que se subiría al escenario de un teatro, porque poco después decidió retirarse y dedicarse de manera aficionada a su otra pasión: la pintura. Casada con el ventrílocuo Pedro Moreno y madre de una hija, a la que decidieron llamar Matilde, falleció en Madrid en 1992.

 

     

 


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