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¿Por qué los mejillones pueden ser blancos o naranjas?

Redacción revista eSmás | revista eSmás Vilagarcía Nº44 Primavera 2024

Las intensidad del color anaranjado si que puede variar dependiendo al lugar donde desarrolla su crecimiento...
¿Por qué los mejillones pueden ser blancos o naranjas?

El misterio detrás del color de los mejillones ha intrigado a muchos entusiastas de la gastronomía, pero la verdad es que esta característica no tiene impacto en su calidad. La variación de tonalidades entre los mejillones blancos y naranjas se reduce a una simple distinción de género entre ambos.

Cuando se trata de seleccionar mejillones para disfrutar en la mesa, es común que algunas personas prefieran los ejemplares co un tono anaranjado más intenso, dejando de lado los más pálidos. Sin embargo, es crucial comprender que esta diferencia de color no altera en absoluto su experiencia gustativa. La clave de esta variación reside únicamente en el sexo de los mejillones: los tonos más claros suelen corresponder a machos en su etapa de madurez, mientras que los tonos más intensos indican la presencia de hembras, que suelen ser visualmente más atractivos.

Las intensidad del color anaranjado si que puede variar dependiendo al lugar donde desarrolla su crecimiento,  en de los mejillones de Galicia se debe a las aguas ricas en fitoplancton presentes en las rías, que constituye su principal fuente de alimentación. Sin embargo, ocasionalmente se pueden encontrar mejillones con tonalidades más blanquecinas, indicativo de machos en su plenitud.

Es importante destacar que estas diferencias de color no tienen un impacto significativo en el sabor, ya que todos los mejillones se alimentan de manera similar de las microalgas presentes en su entorno. Además, el tono más pálido es el único indicador visible para distinguir el sexo de estos moluscos.

El secreto detrás del exquisito sabor de los mejillones que crecen en las aguas que bañan nuestras rías gallegas radica en el fitoplancton que vive en ellas y en la particular combinación de aguas frías y vientos del nordés, que generan lo que se conoce como "afloramiento costero". Este fenómeno, que ocurre cada primavera, trae consigo aguas profundas ricas en nutrientes que fertilizan la costa gallega, permitiendo la proliferación de microalgas, base de la riqueza marina de la región. Sin duda un tesoro gastronómico que debemos cuidar y potenciar para nuestra economía y también por nuestra salud.


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