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Ruta de Ramón del Valle-Inclán en Vilagarcía

Javier del Valle-Inclán y Teodomiro Cardalda (D.E.P.) | revista eSmás Vilagarcía N46 Otoño 2024

Valle utilizaba con la frecuencia precisa para cruzar el “Mar Tirreno” de Arousa.
Ruta de Ramón del Valle-Inclán en Vilagarcía

Vilagarcía, “A Perla de Arousa”, estaba destinada en los años 20 del pasado siglo a convertirse en la gran urbe arousana.

El Balneario, el Gran Hotel de Inglaterra, el Hotel Moderno, el Hotel-Café-Restaurante Casa Blanca, el Club de Regatas, los cafés Inglés y Universal, los salones Varietés y Villagarcía y las representaciones consulares de diferentes países les ofrecerán una idea del dinamismo ciudadano y del tráfico de viajeros y mercancías.

La fisonomía y la planta de la Vilagarcía de hoy tienen muy poco que ver con las que presentaban entre 1912 y 1917, el periodo en el que la familia Valle-Inclán vivía en la banda sur de la ría, en las localidades de Vilaxoán y Cambados.

En 1913, Vilagarcía absorbe, no sin polémica, los dos ayuntamientos vecinos de Carril y Vilaxoán; las tres localidades estaban prácticamente unidas de forma natural por una larga línea de playa – Arealonga, así era también conocida Vilagarcía – y desde entonces se operará una transformación espectacular.

La especulación inmobiliaria que cambió la faz de la ciudad no terminó a finales de los años sesenta del siglo XX; todo lo contrario, continuó con diferentes corporaciones de todos los colores, de modo que tendremos que ayudarnos con las antiguas fotografías que ha puesto a disposición del público nuestro colega y amigo Juan Carlos Porto para proponerles una ruta por los lugares de paso y encuentro de Ramón del Valle-Inclán en Vilagarcía de Arousa.

Nuestro itinerario comienza en las confluencias de las calles Baldosa, Rey Daviña, Valentín Viqueira y Ramón y Cajal: este era el epicentro de la vida social de Vilagarcía, la arteria principal que unía el centro de la villa con el muelle de hierro, el espacio urbano donde se fueron ubicando poco a poco los comercios, las casas consignatarias y los hoteles, según la periodista Susana Luaña. Justo enfrente se encontraba el Hotel Moderno y en la parte baja del edificio el Café Universal, propiedad de un amigo de Valle, Daniel Poyán, dueño también del Salón Varietés, donde en ocasiones, durante los meses veraniegos, se encontraban con don Ramón sus amigos Alfredo Vicenti, que había dirigido el periódico madrileño El Liberal, y el escritor y diplomático guatemalteco Enrique Gómez Carrillo.

A la derecha, en la antigua rúa Bilbao, hoy llamada Ramón y Cajal, se encontraban el Salón Varietés y la sede del periódico Galicia Nueva, que Valle-Inclán solía visitar para charlar con los redactores; en este diario publicó sus poemas «Los ojos que han visto» y «Cantiga de Vellas», su única composición en lengua gallega.

Si se encaminan hacia la izquierda, en dirección al mar, ya en el Paseo Marítimo y de nuevo a la izquierda, encontrarán la sede del “Real Club de Regatas”, que cuenta con más de cien años de vida. Seguimos, de nuevo, a la periodista Susana Luaña para saber que su primer presidente fue John Trulock, abuelo del escritor y Premio Nobel Camilo José Cela, y que el padre de Valle, Ramón del Valle-Inclán Bermúdez, fue socio de la entidad. Aunque no se puede visitar, el local conserva el ambiente y el estilo de las antiguas sociedades de recreo de la burguesía industrial. Unos cuantos años atrás, el entonces presidente del Real Club de Regatas tuvo la amabilidad de informarnos de un episodio que habla de un encontronazo que tuvo lugar en uno de sus salones entre Valle-Inclán y uno de los vástagos del marqués de Vilagarcía.

Ahora deben cruzar la calle y encaminarse hacia el mar. En la actual dársena se ubicaba el antiguo muelle de hierro del que partían los vapores que trasladaban mercancías y viajeros entre ambas orillas de la ría, entre Vilagarcía, A Pobra y Ribeira, que Valle utilizaba con la frecuencia precisa para cruzar el “Mar Tirreno” de Arousa. Por ejemplo, cuando viajó desde Vilagarcía a Riveira para informarse de primera mano de los detalles del naufragio del buque Santa Isabel, una horrible tragedia que arrastró decenas de muertos a las orillas. El heroico comportamiento de un grupo de mujeres salvó un buen número de vidas e impresionó de tal forma a Valle-Inclán que pensó en escribir una obra que se quedó en un bosquejo manuscrito que guarda hoy la Universidade de Santiago de Compostela, titulado «Las mujeres de Sálvora».

Una de las amistades que Valle tenía en Vilagarcía fue el farmacéutico, periodista y escritor Lisardo Barreiro, que tenía botica abierta en la rúa da Baldosa, hoy convertida en un tránsito de bares y cafés en el que pueden tomar un refrigerio. En su obra Esbozos y siluetas publicó un recuerdo del padre de don Ramón y en la que se titula Escumas e brétemas. Versos gallegos, editada en 1923, figura un poema dedicado al autor de Romance de lobos.

Además de hacer parada en la farmacia de don Lisardo, Valle también visitaba a otro de sus amigos en su establecimiento, en este caso una droguería. Su dueño se llamaba Luis Bouza Trillo, padre del historiador y jurista Fermín Bouza Brey, que recordó en una ocasión la primera vez que divisó a Valle-Inclán en las calles de Vilagarcía «deslizándonos como un fantasma de luengo poncho y ancho sombrero por la acera del viejo Café de Poyán…, allá por los años del 12 al 16, cuando Valle vivía en Cambados con su familia».

Ya para finalizar, gracias a la gentileza de la familia Reboredo, hemos sabido que Valle-Inclán solía visitar a Eduardo García Reboredo en su domicilio, que se encuentra en el paseo que lleva de la antigua estación de ferrocarril al centro de la villa, y que este buen señor también era amigo de Enrique Gómez Carrillo, Alfredo Vicenti y Elisardo Barreiro.

 

  

  

  

  

  

 


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