A lo largo de la historia, pero sobre todo desde el siglo IX, la ría de Arousa ha sido pasto de invasores cuyo objetivo era el robo de tesoros y personas para su comercio y esclavitud.

¿Porqué esta preferencia de la ría para saquear a sus habitantes?

El historiador Vicente Almazán lo resume diciendo que es muy ancha al principio para posteriormente ir estrechándose hasta su llegada a Iria, antesala de las grandes riquezas de Compostela. Además, tiene muchas y excelentes playas para desembarcar e islas para lugar de descanso, aprovisionamiento y fácil defensa. 

Los historiadores hispano-árabes dicen que la primera incursión de los vikingos a la ría de Arousa fue en el año 858 cuando atravesaron la ría 100 barcos. Comentan que se extendieron por las costas de la ría “como un huracán”, apoderándose de las riquezas de Iria Flavia, que era por entonces un obispado importante.

Desde Iria llegaron a Santiago, que es donde encontraban las riquezas que los vikingos llamaban “oro de Galicia”. Habrá que esperar al año 968 para que otros 100 barcos vikingos llegaran a la ría desembarcando, según el historiador López Ferreiro, en la del lugar conocido como “Bacariza”, según las crónicas “matando, degollando, incendiando y sembrando el pánico”. Llegaron hasta Fornelos en donde batallaron contra las tropas del obispo Sisnando, “al que mataron de un flechazo”.

Uno de los lugares que asolaron fue San Cibrán de Logo o Cálogo en lo que actualmente constituye Vilanova de Arousa. La última vez que llegaron a la ría de Arousa fue en el año 1028 en medio de una división en el reinado de Bermudo III y según varios historiadores los vikingos estaban bajo el mando del jefe normando conocido como “Ulf (Lobo) el Gallego”. Para que los arousanos no olvidaran las incursiones vikingas, los catoirenses  Faustino Rey Romero, cura y poeta, y el también poeta Baldomero Isorna Casal, fundaron el Ateneo de Ullán en 1959, y acordaron junto con un grupo de intelectuales, hacer una Romería Vikinga para los desembarcos del mítico Ulf el Gallego.

Con los años, la actividad de saquear y robar en las costas de la ría de Arousa, pasaría a los ingleses y otros piratas y corsarios, que a lo largo del siglo XVI piratearon cuanto quisieron en unos pueblos mal defendidos, tal como el saqueo de la isla de Ons,”con la natural alarma de los habitantes del Grove”. No solo eran ingleses los piratas que asolaron la ría, y tal como dice F. Villamil, “seguían castigados y cada vez más duramente los puertos gallegos; naves turcas, inglesas, de Holanda y Francia, infestaban estos mares y cogieron desprevenidas las poblaciones, las robaban y saqueaban como gran número de cautivos”. Muchos de estos cautivos lo fueron mientras pescaban, y para 1617 eran 31 los cautivos cogidos de este modo entre Fefiñanes, Puebla del Dean, Vailanova, Vilamayor, Vilagarcia, Sanxenxo, O Grove, Santomé do Mar y carril.

"en 1622 los ataques a la ría de Arosa fracasaron gracias a la resistencia armada de los vecinos"

El historiador José Martínez Crespo comenta sobre esta situación, que en el año 1622, “los ataques a varias localidades de la ría de Arosa fracasaron gracias a la resistencia armada de los vecinos. Comandados por el cabo de las milicias del partido de Arousa y por el señor de Fefiñanes y Sanxenxo”. Cuando se formó una fuerza  de 2.313 hombres para defenderse entre Corrubedo y Os Cobres, se encontraron con que 95 estaban cautivos, y la tercera parte eran de Portonovo. Con todo, seguía el temor, y en 1630 se dio aviso de la presencia de tres veleros musulmanes en la ría. Uno de los lugares más castigado fue la isla de Salvora, que en el año 1637 fue atacada por corsarios musulmanes, que se llevaron prisioneros a cuantos isleños cogieron, para venderlos como esclavos. Ya a finales del siglo XVIII y primeros del XIX  es O  Grove el objetivo de los piratas. Y tantas veces invadieron la zona, que sus habitantes sabían su nombre. El más recordado fue el llamaban “Cristobal”, más conocido como “el Perro”, que la noche del 21 de febrero de 1799 llevó a cabo  una de sus razias.

El historiador Caamaño Bournacell que ha investigado las incursiones de “el pirata “Perro” en San Vicente de O Grove, comenta que “desembarcó debajo de la rectoral toda su tripulación, muy armados y prevenidos y subieron y robaron todo cuanto tenía el cura D. Diego Antonio Medina, que permaneció solo en su casa muy herido”. Según el citado investigador, el pirata debía tener espías en la zona y por ello comenta que, “No es difícil imaginarnos la escena: noche en calma del mes de agosto, con los pocos marineros de San Vicente, en sus frágiles dornas, dedicados a las tareas de la pesca, a la altura de las islas de Sálvora y Ons, lejos de sus hogares. “El Perro”, que asalta la rectoral, con amenazas e insultos, que obligan a huir o a esconderse a los escasos vecinos del cura, y le heroica resistencia de este, abandonado de los suyos, gravemente herido a mano de los piratas…..”, asegurando que había gentes que informaban al pirata.

Tan mal había quedado la parroquia que empezaron a llegar ayudas y tanto fue, que de nuevo “El Perro” desembarcó con 36 piratas para saquear la parroquia, a plena luz del día el 9 de julio de 1801. (Hay también la versión, según la cual, este segundo desembarco fue realizado por otros piratas ingleses). El botín que los piratas se llevaron era de tal magnitud, que ni siquiera los 36 eran capaces de transportarlo al barco, y hasta el mayordomo de las ánimas, José Vidal, y el fabriquero y sacristán, Antonio Malvar, que habían permanecido de obligados expectantes, “ayudaron a los piratas a llevar a bordo los objetos robados”, aunque el cronista Caamaño Bournacell trata de aligerar el daño diciendo que “aun cuando, justo es reconocerlo, obligados por aquellos. Ya que, de no ser así, no hubiesen seguido en sus respectivos menesteres, como de hecho siguieron”.

En recuerdo de estos ataques piratas, en el mes de junio de 2012 se inició la llama Fiesta del Desembarco Pirata, que conmemora todos los años esta singular rapiña.